El proceso sucesorio se encuentra en curso. Iniciaría, según cuentan politólogos enterados, el 5 de junio del 2017, a tan sólo unas horas de que concluyera la jornada electoral en el Estado de México. Los suspirantes están desatados. Los enemigos de hoy (en todos los partidos y organizaciones políticas), son los amigos del pasado y los enemigos de antaño se convierten, por arte de magia, en los camaradas de la actual coyuntura. A partir de ese fatídico día, se conformarían nuevos equipos y se tejerían nuevas alianzas, en función de la titularidad del ejecutivo federal en 2018-2024. Políticos, como lo sería Nuño en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y otros en institutos políticos alternos, anticiparían, para no verse descartados por quienes oficiosamente llevaran la delantera, que primero debería conformarse la plataforma electoral y el programa de gobierno y que, después debería designarse al candidato. Otros, al ver disminuidas y aprovechando el hartazgo social originado por la corrupción, la impunidad, la mala economía y la creciente inseguridad, llamarían a la conformación de frentes amplios que permitieran echar al PRI de los pinos y reconstruir a las instituciones.

Empero, muchos de los “suspirantes” recurren a las malas artes y a los malos oficios para obtener ventajas comparativas en contra de los oponentes. Todo valdría, con tal de posicionarse en la preferencia de los electores; desde comprar el voto -en efectivo o en especie- o utilizar la maquinaria oficial en beneficio del pretenso, ungido por Peña Nieto, hasta generar campañas en las que se acuse al adversario de populista, autoritario y en las que se recurra al madruguete. Las cascaritas en las escuelas primarias también cuentan, lo mismo que las fotos en las que se propaga la imagen de Nuño “barriéndose” por hacerse de una pelota en un juego, en el que los niños le dan diez y las malas, pero en el que los chavos del equipo contrario, se dejan ganar, “pa” que no se enoje “el Secretario”. Todo con tal de salir en la foto, en los titulares de los periódicos y de los medios masivos de comunicación. Cuentan lo mismo las giras por las entidades de la república, en las que “el nuevo apóstol de la educación”, destaca todo aquello que realiza en beneficio de niños, niñas y adolescentes, que los peregrinajes internacionales. Ambas tienen un mismo propósito, enaltecer el cumplimiento de una de las reformas estructurales: la reforma educativa; dictada según el evangelio preconizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cumplida a imagen y semejanza de lo realizado por las naciones imperialistas.

Entre sus logros, todo sea por la imagen y la televisión, Nuño destaca las inversiones público-privadas realizadas para mejorar la infraestructura física de 33 mil planteles escolares; la dotación de computadoras y tabletas, entregadas a alumnos y alumnas de quinto y sexto de primaria; la plataforma digital “aprende 2.0”, instrumento que sustituye a los anteriores; la publicación de los nuevos planes y programas de educación básica y media superior; la autonomía de gestión y la curricular; la recuperación de la rectoría de la educación; el combate a la corrupción y la instrumentación de un sistema de asignación de plazas de nuevo ingreso, promociones y ascensos basada en el mérito; la aplicación de la evaluación del desempeño; la capacitación y actualización de cientos de miles de maestros y maestras en servicio y otras chuladas más.

Sin embargo, el cumplimiento deja mucho que desear, lo mismo que los resultados prometidos. Nuño hizo votos, tras fuertes críticas a la “evaluación” de permanencia en el servicio profesional docente de maestros y maestras, calificada por muchos y muchas actores del quehacer educativo con el adjetivo de punitiva, mediante los que lo comprometía presentar (2016) planes y programas de educación básica elaborados según los cánones del nuevo modelo educativo con el que se transformaría “el modelo pedagógico”. Pero, no cumplió o lo hizo a medias o en tercios. Hace unos cuantos días, en ceremonia fastuosa, entregó tan sólo los correspondientes a la que ahora denomina, primera etapa (primer grado de preescolar, primero y segundo año de primaria y primero de secundaria). Remitiría la responsabilidad de concluir con los restantes, lo mismo que la elaboración de los nuevos libros de texto y el Libro para el Maestro, a la administración gubernamental que iniciará funciones el 1 de diciembre del 2018.

Y no cumplió, aunque le corran las prisas mediáticas para posicionarse como el “suspirante” idóneo, con la capacitación docente que permita, que por lo menos las maestras y maestros implicados en los grados iniciales, conozcan los contenidos y las formas previstas para enseñar derivadas de “las grandes cinco transformaciones” resaltadas por Nuño y más, si se considera que la planeación y la asignación de grupos para el ciclo escolar 2017-2018 se hará en agosto. ¿Como enseñará una o un mentor con mayor profundidad un tema, cuando la Secretaría de Educación, tendría que capacitar a 500 mil docentes por año, mediante un curso en línea de 40 horas y sesiones del consejo técnico? ¿Adquirirá por ósmosis conocimientos más profundos y menos extensos que piden los nuevos programas?

Todo parece indicar que no. El personal docente, por más que se esfuerce, no será capaz de cubrir, los requerimientos socioemocionales del alumnado, ni podrá, en la mayoría de los casos, enseñarles inglés y tampoco actividades artísticas derivadas de las nuevas exigencias de educación integral, a menos de que padres y madres de familia contraten personal docente ad hoc en las escuelas. Cuestión similar aplicaría para las actividades derivadas de la autonomía curricular, que requieren de personal capacitado o especializado para su atención. La articulación de los planes y programas -transformación pendiente- le corresponderá a las nuevas autoridades. La nueva forma de enseñar y de aprender requieren de dominio, cambio de actitud y de un conocimiento más profundo de los que pretenden, Nuño y los genios que le acompañan -como la eterna Elisa Bonilla, funcionaria que no ha sido evaluada y aprobada, más que por su jefe-. Nuño seguirá presentándose como el héroe de la película, vendiendo su imagen y el supuesto interés que tiene en niños, niñas y adolescentes. Puro jarabe de pico rumbo a la sucesión presidencial.

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