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Lecciones del Estado de México para el 2018

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que premiarán en Puebla a Luis F. Aguilar Villanueva
Si en las elecciones para gobernador del Estado de México (EdoMex) estuvieron en juego el futuro del PRI en las elecciones presidenciales de 2018 y la fortaleza de quien se perfila por tercera ocasión consecutiva como candidato presidencial, ahora por Morena, ya sabemos cuál podría ser el resultado.

Sin embargo me parece que lo ocurrido en el EdoMex no se repetirá a nivel nacional el año entrante, comenzando por el orden con que terminaron los candidatos y partidos contendientes.

Lo que sí queda claro desde ahora —que comienza la gran batalla por 2018— es que Andrés Manuel López Obrador arranca como el favorito y el candidato a vencer, y que si el PAN y el PRI quieren derrotarlo necesitan no sólo postular a sus mejores y más competitivos cuadros, sino ir con aliados que en verdad sumen votos y hagan la diferencia.

Otra cuestión que también queda clara es que las elecciones presidenciales de 2018 serán muy competidas y que el candidato, partido o partidos ganadores lo serán por un estrecho margen, tal como sucedió en el EdoMex y en los comicios para gobernador de Coahuila.

Esta situación debe llevar al Instituto Nacional Electoral (INE) a revisar la actuación de los OPLES locales y a deshacerse de aquellos consejeros cuya imparcialidad e independencia hayan sido puestas en duda.

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Sin estructura (electoral) se esfuman posibilidades, la enseñanza del Edomex

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que Es-truc-tu-ra.

Esta palabra de apenas cuatro sílabas concentra gran parte de los motivos que llevaron al muy probable fracaso electoral de Morena, y su candidata Delfina Gómez Álvarez, en la contienda de gobernador del Estado de México celebrada ayer.

Se subraya “muy probable” porque al cierre de esta columna lo más certero que había era el conteo rápido del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), que daba la victoria al abanderado del PRI, Alfredo del Mazo Maza, con una diferencia de dos puntos porcentuales.

Además de la burda intervención gubernamental en su contra, que se valió de todos los recursos disponibles, legales y no legales, para enfrentarlo, la estructura fue lo que le falló a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012.

Por falta de una estructura, el tabasqueño no pudo cuidar las casillas.

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Coahuila, el fiel de la balanza

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, señala que si se confirma la victoria del PRI con Alfredo del Mazo en el Edomex, sumado al triunfo del PAN en Nayarit, con sus alcaldes en Veracruz y anexando el brutal crecimiento electoral de Morena y el PRD resurgiendo hasta 18 puntos con Juan Zepeda, tenemos que hasta el cierre de edición todos los partidos ganan cosas importantes de cara a 2018.

El PRI mantiene de panzazo su bastión, el PAN gana un nuevo estado y Morena aumenta el número de simpatizantes.

De ahí que Coahuila sea la entidad que marque la diferencia.

Si gana el PAN, Anaya presumirá 2 de 3 más las alcaldías de Veracruz, pese a la debacle de Josefina que se fue hasta el cuarto lugar.

Pero si el PRI gana Coahuila, se revitalizará electoralmente con un oxígeno de dos gubernaturas que estuvieron muy cerca de perder, mientras que Ricardo Anaya se quedará únicamente con Nayarit, que para efectos prácticos es una junta auxiliar comparada con los votos del Edomex y Coahuila.

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Nada impide que en 2018 los huachicoleros se conviertan en los grandes electores

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que en Jalisco ayer se aprobó que se reduzca el financiamiento público a los partidos políticos, sobre todo en años sin comicios , lo cual se considera un paso importante al mejoramiento de la democracia. Sin embargo, ese no parece ser el principal problema a combatir en lo que se refiere al uso del dinero en campañas electorales, sino que el asunto toral tendría que ser cómo evitar que los miembros del crimen organizado, y en particular en Puebla los huachicoleros, se conviertan en los grandes electores, al utilizar su poder económico y de intimidación para hacer perder o ganar a ciertos candidatos o partidos político.

No es un asunto nuevo, pues se especula que en 2010 los capos del huachicol se estrenaron como financiadores de campañas electorales en Puebla, siendo ese el motivo por el cual algunos de ellos tuvieron un largo periodo de seis años para expander su actividad delictiva sin preocuparse por la intervención de corporaciones policíacas federales, estatales o municipales.

Se dice que en 2013 no solamente apareció en las campañas electorales dinero con olor a gasolina y diesel robados, sino que varios huachicoleros se decidieron a participar directamente en política y lograron ser postulados como candidatos, principalmente en los municipios del llamado “triangulo rojo”.

Tal situación plantea analizar el siguiente cuestionamiento: ¿La reducción del financiamiento público a los partidos políticos y aspirantes a cargos de elección popular no abre la puerta al dinero sucio?

Lo cierto es que hasta ahora en la lucha contra el huachicol no se está toma en cuenta este aspecto. No existe ningún proyecto, propuesta, intención de buscar mecanismos para evitar que las bandas dedicadas al robo, distribución y comercialización de hidrocarburos robados metan las narices en las próximas elecciones locales y federales, que para el caso de Puebla se van a celebrar al mismo tiempo en el año 2018.

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Traidor en Coahuila y Edomex

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, señala que ya quedó documentado que el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, jugó para hacer perder al PAN en dos estados claves: Coahuila y Estado de México.

Al estado del norte envió dinero y a su vecina entidad le tocó operación político para frenar a Morena y favorecer al PRI.

El equipo de campaña de Guillermo Anaya descubrió que además del dinero que aportó para la campaña panista, también mandó recursos, el doble, a favor del priista Miguel Riquelme.

Lo pescaron financiando al PRI, por lo que durante la jornada de este domingo quiso meter las manos y lo desactivaron.

Su apuesta personal jamás fue respaldar al PAN a ganar, sino boicotear a Ricardo Anaya para que quedara exhibido como el gran perdedor, el incapaz de ganar Los Pinos. Derrotas en Coahuila y Estado de México, las victorias en Veracruz sería de Miguel Ángel Yunes y de Nayarit de todos, incluyendo sus nuevos aliados los perredistas.

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Monterroso, maldito profeta

Valentín Varillas en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que y sí, el dinosaurio sigue aquí.

Al término de la jornada electoral del estado de México, más triunfal y optimista que nunca.

Al momento de escribir estas líneas, el Instituto Electoral del Estado de México acababa de dar a conocer los resultados de su conteo rápido estadístico, reflejando una ventaja de 2% del priista Alfredo Del Mazo sobre la candidata de Morena, Delfina Gómez.

Sin ser este un resultado definitivo y a reserva de que los datos oficiales lo confirmen, el desarrollo de la jornada electoral en la entidad que más votos aporta al padrón nacional, nos muestra la cabal salud de la que gozan, en pleno siglo XXI, aquellas anquilosadas prácticas que hasta la fecha tienen un peso específico importante en la definición de ganadores y perdedores.

El mensaje es claro: quien tiene el poder y el dinero, puede ganar donde sea y como sea.

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El PRI toma oxígeno, AMLO no pone pie en Los Pinos: saldos del Edomex

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, señala que no hay nada escrito para el 2018 es la lección que nos dejan los resultados electorales del 2017. Andrés Manuel López Obrador y su partido son altamente competitivos, pero no tienen un ‘pie puesto’ en Los Pinos ni les han escriturado la residencial oficial. Echando al resto, con un aparato electoral exhausto, gastando cientos o miles de millones de pesos y anclado en las peores prácticas, el PRI de Peña Nieto está vivo y el presidente tiene margen de maniobra en su sucesión presidencial.

El PAN no las tiene todas consigo pese a ganar Nayarit y quizá Coahuila, pero si no resuelven de forma eficiente su conflicto interno se pueden ir en banda. Por último, el PRD consigue valorizarse un poco y todavía podrá vender cara su incorporación a una alianza gracias a que su candidato Juan Zepeda hizo el trabajo que no pudo Josefina.

Los cálculos sobreestimados de Elías Aguilar y su empresa Indicadores se derrumbaron estrepitosamente junto con su nuevo algoritmo. Con los dos puntos de ventaja que obtuvo Alfredo del Mazo, en esta ocasión Elías solamente se equivocó por 11, ya que daba 9 de ventaja a Delfina Gómez. Este encuestador debe dejar el negocio de la medición de la opinión pública debido a que su racha de errores es insostenible.

En contrapartida, Pepe Zenteno extiende su racha de aciertos a SEIS procesos electorales consecutivos en las que sus tendencias se confirman. En esta ocasión, en Juego de Troles, afirmó que el PRI y Alfredo del Mazo tenían 60 % de posibilidades de ganar el Estado de México, lo que finalmente ocurrió aunque sea por un margen mínimo de dos puntos. Mas Data y Zenteno serán un jugador importantísimo para 2018.

¿El vaso medio vacío o medio lleno? López Obrador volvió a perder y, en un sentido específico, nuevamente volvió a ‘cruzazulearla’. Se quedó cerca, cerquísima, de arrebatarle al PRI su bastión, pero no lo logró. El vaso medio lleno es que Delfina Gómez llevó a Morena, en su primera incursión como partido, al segundo lugar de una posición competitiva inédita. Tuvo contra ‘las cuerdas’ durante toda la campaña al primo del presidente, y casi casi gana. Pero no.

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La Quinta Columna – López Obrador, Delfina, Del Mazo… (Un Escenario Noruego)

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, indica que con un oportunismo inédito a cuestas, Alberto Jiménez Merino iba a anunciar su salida del PRI al mismo tiempo que —si ganaba MORENA— en todo el país un buen número de bases del partidazo empezaía a emigrar al partido de López Obrador.

El triunfo de Delfina Gómez, si fuera reconocido en los próximos días en un escenario de primer mundo, sería el triunfo de López Obrador, y con éste se cerraría un ciclo en la vida de México.

Si estuviéramos en Noruega, y a partir de que se cumpliera ese escenario, las reglas cambiarían.

México entraría en ese sentido imaginario a una fase inédita en la que todo puede pasar.

López Obrador no se habría equivocado al poner como antesala de 2018 la elección del Estado de México.

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