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Dos sondeos electorales aparecieron esta semana en los medios, uno de El financiero y otro de El Universal. Los dos diarios mexicanos, de gran renombre, arrojaron resultados distintos.

El primero lo hizo antes y publicó una ventaja de Margarita Zavala sobre Andrés Manuel López Obrador:

En el caso del El Universal, el resultado fue inverso:

Pero, ¿qué tanto cree la gente en las encuestas?

Después de las elecciones presidenciales de 2012, los ciudadanos mexicanos se quejaron masivamente de las encuestas que se realizan y publican antes y durante el proceso electoral.

El INE, inmediatamente después de avalar los resultados que daban a Enrique Peña Nieto la presidencia de la República, hizo un estudio acerca de las mismas “encuestas electorales”. De este estudio hay que destacar que casi el 67.5 por ciento de los ciudadanos las consideran poco o nada confiables.

Además, casi el 40 por ciento percibió que las encuestas fracasaron en sus predicciones y todavía más, el 38.4 por ciento creyeron que los partidos políticos o candidatos estuvieron de acuerdo en alterar los resultados de las encuestas preelectorales.

Entonces, ¿cuál es la finalidad de las encuestas, si gran parte de la población no cree en ellas?

Algunos argumentan que son propaganda pagada por algún interesado en hacer ver a su candidato como el potencial ganador. Sin embargo, muchos ciudadanos declararon no haber sido influenciados por las encuestas a la hora de emitir su voto, según el estudio del INE[1].

Llama la atención que un estudio similar, hecho para el caso de Argentina[2], arroja resultados distintos; allá, los votantes admitieron, en un 50 por ciento, que las encuestas preelectorales influyeron a decidir su voto.

El caso de Enrique Peña Nieto fue revelador, pues al ser cuestionadas por la opinión pública, las encuestadoras salieron al quite para afirmar que el hecho de dar ventaja de 18.5 por ciento al candidato priista no había influido en la decisión de los votantes.

Araceli Damián, investigadora de El Colegio de México, explica que sí hay una influencia de las encuestas, más aún cuando son expuestas repetitivamente ante el electorado; esta influencia es llamada efecto Bandwagon. “Éste se refiere al comportamiento que se da entre muchos electores, cuyo voto se inclina del lado de quien creen resultará el ganador para sentirse parte de la victoria y votan por quien consideran tiene más probabilidades de triunfo”[3].

Es, según el psicólogo político, Daniel Eskibel, el impulso de seguir a la manada.

Sin embargo, queda preguntarse si las encuestas tienen el efecto de desalentar la participación ciudadana durante las contiendas electorales; es decir, si incentivan el abstencionismo. Pregunta basada en opiniones del tipo “ya para qué voto si ya se sabe quién va a ganar”.

En fin, estimado lector, por no dejar, le invitamos a responder una breve encuesta:

¿Y usted, es de los que sigue a la manada?

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