Los gasolinazos ponen a prueba los límites de la ética
Abel Pérez Rojas

A la par de los efectos que ya empezamos a sufrir derivados del más reciente gasolinazo, no hay que perder de vista el comportamiento que tendrá el robo y la venta ilegal del diésel y la gasolina.

Para que tenga usted una idea de la dimensión de este fenómeno delictivo, le comparto que de acuerdo con la nota El millonario negocio del robo de combustible por el crimen organizado en época de escasez en México, publicada por Univisión Noticias, diariamente el hampa roba 23 mil 500 de los 2 millones de barriles que produce Petróleos Mexicanos (Pemex), traducido esto en pesos equivale a alrededor de 21 mil millones de pesos anuales.

Si lo vemos por año, del 2011 al 2014 creció casi cinco veces el monto de las pérdidas por éste concepto para la paraestatal.

Asimismo, comparando el primer trimestre del 2016 con su similar del 2015, se sabe que hubo un incremento de 12.3 por ciento de las tomas clandestinas en los ductos de Pemex, y que tal magnitud del negocio lleva a comprender por qué se han desarrollado verdaderas empresas especializadas en la sustracción, traslado y comercialización ilegal del llamado “oro negro”.

Dicho en otras palabras, si ya de por sí la sustracción y venta ilegal de hidrocarburos en México era un jugoso negocio, con el gasolinazo se incrementarán aún más las arcas de quienes se dedican a esa actividad, por el simple hecho de que el precio en el mercado clandestino va aparejado con el legal.

Además, la cuestión es que no sólo el precio en ambos mercados van de la mano, lo que también podríamos estar viendo en el futuro inmediato es que cada vez más personas decidan arriesgarse a consumir el combustible obtenido ilegalmente.

Por ejemplo, en la misma nota de Univisión Noticias, el autor informa que al visitar un expendio de venta ilegal de diésel del Distrito Federal, constató que ese día éste acabó con sus reservas de combustible robado debido a la alta demanda de los consumidores.

Va en aumento la proliferación de puntos de venta de combustible robado, de tal manera que en ciertas zonas, como el llamado “triángulo rojo” de Puebla, se vende combustible robado “como si se tratara de litros de leche”, según informó el portal Expansión.mx (2).

¿Será que debemos acostumbrarnos a ver nuevos puntos de distribución de combustible robado?

¿Es irreversible el fortalecimiento del mercado negro de combustible?

¿Cuántos consumidores resistirán a no involucrarse como compradores asiduos de combustible robado?

Éstas y otras preguntas emergen al otear los múltiples ejercicios periodísticos dedicados al robo y comercialización de combustible, pero las respuestas nos llevan a prever: El comercio ilegal de gasolina y diésel va en aumento, es cada vez más redituable y llegó para quedarse.

El robo y comercialización ilegal de gasolina y diésel es mucho más que un asunto de “buenos” contra “malos”.

Por supuesto el tema que le vengo compartiendo no trata sólo de una cuestión policiaca y ética, es un fenómeno que por su complejidad y enraizamiento difícilmente veremos erradicado en el corto y mediano plazo.

¿No le parece?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.

1. El robo de combustible se dispara en México

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/04/mexico/1464993349_247192.html

2. Puebla: Así se comercializa el combustible robado en el triángulo rojo

http://expansion.mx/politica/2016/05/04/puebla-asi-se-comercializa-el-combustible-robado-en-el-triangulo-rojo

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

incendios forestales

Nació en Tehuacán, Puebla, el 6 de enero de 1970. Es poeta,conductor de programas de radio, académico y gestor de espacios educativos. Funda y coordina Sabersinfin.com