Por Álvaro Conrado

Amable lector, cuando el problema de la CNTE, en Oaxaca se recrudeció allá por finales de marzo, los líderes de la Sección XXII declararon con voz en cuello que no pretendían la intervención de López Obrador y su partido Morena, dentro del movimiento magisterial, habida cuenta que su intervención echaría por tierra toda la lucha sindical, eso sucedía hasta esos momentos, previos a la contienda electoral por la gubernatura del estado de Oaxaca.

Pasado ese tiempo, y en cuanto pasaron las elecciones, arremetió el gobierno federal contra los maestros, contra la CNTE en Oaxaca, y de todos es conocido el bochornoso suceso de la población de Nochixtlán, Oaxaca, el domingo 19 de junio, donde resultaron, como saldo, ocho muertos: de ahí que inmediatamente tomó protagonismo Andrés Manuel López Obrador– claro, previo acuerdo– y entonces sí, con los líderes magisteriales, intervino con opiniones. Luego hasta con un mitin en la Ciudad de México el pasado domingo 3 de julio, con el pretexto de apoyar a los profesores caídos, a sus familiares, a los heridos y a pugnar por una república conde no exista el autoritarismo y la violación a los Derechos Humanos, resumiéndolo: cómo evitar una dictadura en México. Todo ello, más que para apoyar al magisterio, fue para llevar agua a su molino rumbo a las elecciones del 2018.

El motivo no es otro, me pregunto ¿apoyar por apoyar al Magisterio? ¿sin ganancia alguna? ¿de dónde salen todos los recursos para mover a tanta gente? tan sólo el domingo 3 de julio fueron, según fuentes confiables, 794 autobuses que movieron a la gente desde diversos puntos del país, y los concentraron en la avenida Reforma de la Ciudad de México, donde se llevó a cabo el mitin de Morena, más que de los profesores.

El plan entonces, el fin, es la toma del poder presidencial a partir del 2018 y llevando como abanderado a López Obrador, ninguna otra cosa importa a los grupos que lo apoyan, ningún otro fin que no sea ese los mueve, y mire que ahora los profesores están muy esperanzados en que con López Obrador lograrán sacar adelante su tan ansiada abrogación a la Reforma Educativa. Por ello no es iluso pensar que la acción de Andrés Manuel López Obrador, es facista.

Entonces el presidente Enrique Peña Nieto, no duerme tranquilo, no por los maestros, sino porque tal vez ve muy difícil heredar el poder o trasmitirlo a un correligionario de su mismo partido.

 

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