Enrique Peña Nieto está en la recta final de su mandato, falta muy poco para que termine, tan solo dos años, el que entra (2017), será un año ya en transición política meramente, cada uno de los personajes que aspiran se acomodarán según sus intereses, los de más abajo, buscarán donde y con quien acomodarse para seguir medrando del presupuesto del Estado, para no vivir en el error como dijera, también un prominente político.

Pues bien Enrique Peña Nieto, debatiéndose entre los problemas sociales de México, sus atacadas reformas–hoy en día la educativa que el mismo gobierno ha reconocido, es enteramente punitiva en contra del magisterio, que ni siquiera sus mismos creadores se la creen–, el presidente mira para todos lados, solo se mueve como un tronco seco sobre una corriente desbordada.

La delincuencia desatada, se callan cifras, se maquillan informes, se ocultan hechos a fin de que la ciudadanía no esté debidamente informada de lo que pasa. El descontento social sigue en pie y crece cada día que pasa de este sexenio, lo va dejando más maltrecho, ¿cómo terminará?, las organizaciones sociales pidiendo juicio político contra él, los sindicatos crispados, enconados y contra atacando toda acción del gobierno.

En un país de instituciones, pero además tradicionalmente aguerrido y digno de su nacionalidad, siempre se ha apostado por la defensa enconada de su patrimonio nacional, por eso la enajenación de los productos del subsuelo, de sus aguas nacionales, o de sus bosques, siempre han sido defendidos, y señalados los errores del gobierno.

Hace no mucho se desató una polémica por lo del tratado de libre comercio con Estados Unidos, y algunos especialistas aseguran que es un gran error haber hipotecado el petróleo y la economía por parte de Salinas de Gortari.

Posteriormente, Zedillo, la entrega de la Banca, también al extranjero, hoy en día son canadienses y españoles, en ese orden, los mayores inversionistas dueños de los bancos en México, pues del total, tan solo el 2 por ciento representado por Banco Mercantil del Norte, (Banorte), es de mexicanos.

Esto lo traigo a colación, porque Enrique Peña Nieto también contribuye con su parte entregando sectores clave de la economía al extranjero, ejemplo son las compañías de producción de energía eléctrica, los empresarios gasolineros extranjeros, la refinación del crudo mexicano y, además, ha recurrido a gastar las reservas internacionales.

Esos y otros varios, corroen la administración, ya el pueblo no aguanta ¿cuál es la causa de todo ello? yo lo resumo en “la traición del político mexicano”, sea del partido que sea, porque está diseñado el poder para ser un gran negocio y lo asumen los colores diversos que han gobernado México. El fraude electoral ha obligado a los diversos gobiernos a ceder al extranjero, que paulatinamente se hace de nuestra riqueza, ese es el método de los americanos. Por eso me pregunto, ¿cómo terminará Enrique Peña Nieto su sexenio?

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