Fermín Alejandro García /Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

El gobernador Rafael Moreno Valle Rosas enfrenta una doble complicación electoral, no solo porque se ha cerrado la contienda entre el PRI y el PAN por la gubernatura de Puebla, sino porque su candidata a la titularidad del Poder Ejecutivo de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, se ha estancado y no puede crecer en el índice de intención del voto, lo cual ha provocado que exista un empate técnico entre las tres principales fuerzas políticas de esa entidad.

Al inicio de las campañas la lucha por la gubernatura tlaxcalteca parecía reducirse a una contienda entre dos mujeres: Lorena Cuéllar y Adriana Dávila Fernández, la abanderada del PAN.

O visto de otra manera, a una lucha electoral entre Rafael Moreno Valle Rosas y el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien se ha encargado de apadrinar y apuntalar la campaña de la candidata panista.

En ese escenario quien estaba rezagado era Marco Antonio Mena, el aspirante del PRI, y esa condición se interpretaba como una reacción negativa del electorado a la imposición de un candidato vinculado al grupo político del gobernador saliente Mariano González Zarur.

Sin embargo la correlación de fuerzas ha cambiado, ya que el candidato del PRI ha crecido de manera significativa y ya está metido en la lucha codo a cado por la gubernatura.

La contienda parece haberse cerrado entre Marco Antonio Mena y Adriana Dávila Fernández.

De acuerdo a los últimos sondeos, entre Mena y Dávila hay un punto de diferencia en la intención del voto, lo cual es una nada. Y Cuéllar se ubica dos puntos abajo del primer lugar. Tal situación plantea un empate entre los tres.

Solamente que existe una diferencia fundamental: mientras Dávila y Mena han venido fortaleciendo a sus estructuras electorales, así como sus alianzas y presencia en el electorado, la candidata del PRD enfrenta un fuerte retroceso en su capacidad de aglutinar a grupos políticos y de ser bien valorada entre los posibles votantes.

Un primer problema que enfrenta es que aunque la candidata de Morena, Martha Palafox, está fuera de la lucha real por la gubernatura, si registra un buen porcentaje de intención del voto, arriba de 7 por ciento, como resultado de la popularidad de López Obrador.

El problema para Cuéllar es que Morena le está quitando votos al PRD y esa es la explicación de porque no ha podido crecer en los niveles de confianza y simpatía de la población, y que desde hace algunas semanas el candidato del PRI la pudiera rebasar.

Mena le apuesta a movilizar a la misma estructura que el año pasado le permitió al PRI ganar los tres distritos electorales del estado.

Dávila es quien más ha captado las deserciones de los priistas inconformes con la candidatura de Marco Antonio Mena, además de que cuenta con el respaldo de Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala.

Cuéllar no logra tejer alianzas ni captar a los priistas que han desertado. Al revés, su lucha es para que Morena no le quite más electorales a los que ya perdió.

El problema de fondo de la candidata del PRD es que asumió la soberbia del grupo político que la apoya, que es la facción política de Rafael Moreno Valle.

Quien coordina la campaña electoral de Lorena Cuéllar es el desprestigiado líder de la corriente Nueva Izquierda del PRD, Jesús Ortega, quien no logra conciliar con la mayoría de las tribus perredistas. Sin embargo, quien es el coordinador real y toma las decisiones más importantes en la campaña es el morenovallista Víctor Cánovas Moreno.

El mismo que hace un par de años fue pillado que mientras en Puebla era consejero del Instituto Estatal Electoral, en Tlaxcala y en Nayarit era parte del equipo de campaña de Gustavo Madero Muñoz, quien estaba buscando la reelección –que logró– como presidente nacional del PAN.

Cánovas tuvo que renunciar a su cargo de consejero electoral, para no sufrir un proceso jurídico por violar la ley en la materia al trasgredir los principios rectores de imparcialidad, legalidad y transparencia, y al final se dedicó únicamente a ser operador político del morenovallismo en Tlaxcala.

El grupo del gobernador de Puebla primero hizo creer a Lorena Cuéllar que se lograría una alianza entre el PAN y el PRD, lo cual convertiría a la perredista en una candidata invencible. Esa posibilidad la frustró Felipe Calderón, como una revancha por viejos agravios con Rafael Moreno Valle Rosas.

Posteriormente el grupo morenovallista hizo creer a Lorena Cuéllar que ella sería quien captaría las deserciones de priistas y panistas inconformes con los candidatos del tricolor y el albiazul. Eso no ocurrió, al revés ahora luchan para que los perredistas no se vayan a Morena o con Marco Antonio Mena.

Lorena Cuéllar no está derrotada. Todavía puede ganar. No obstante su situación es complicada por haberse dejado guiar por el grupo de Rafael Moreno Valle Rosas, que por su soberbia y autoritarismo impide la construcción de alianzas electorales con grupos políticos y con la sociedad civil. Al final, gane o pierda, Lorena Cuéllar acabará pagando un precio muy alto por haberse dejado seducir por el morenovallismo.

Para mayor información:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/05/18/se-le-complica-la-eleccion-a-moreno-valle-no-solo-en-puebla-sino-tambien-en-tlaxcala/

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...