Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

 

De todas las fuerzas políticas reales de Puebla –no los partidos satélite– la que obtuvo el peor resultado el 5 de junio es el PRD, ya que lo acontecido en la última contienda parecería que es el inicio de un proceso de extinción de dicho instituto político, no solo porque obtuvo su peor votación de los últimos 10 años, sino porque de todos los electores que optaron por sufragar por la izquierda 71 por ciento le dio la espalda.

Y no se percibe en el panorama del PRD poblano un proyecto tendiente a recuperar la presencia de este partido y a sus electores. Al revés, no hay nada que impida que siga sufriendo un desplome en sus cifras pírricas de votantes.

No solamente el PRD se ha convertido en la cuarta fuerza política en el estado, sino que su nivel de votación lo ubica en la competencia con agrupaciones como el Panal, el Partido Compromiso por Puebla o con los candidatos independientes. Es decir, se ha salido de la esfera de la pelea de los grandes núcleos de electores.

La crisis por la que pasa el PRD es el pago directo por haberse sumado en 2010 a una alianza electoral con Rafael Moreno Valle Rosas, que llevó al partido a vivir la mayor parte del sexenio sin una identidad propia, sin reforzar su presencia en el electorado y al mismo tiempo sufrir una invasión de dirigentes y legisladores sin arraigo en la izquierda, que en su mayoría son ex priistas impuestos por el morenovallismo.

El problema de fondo es que durante casi todo el sexenio el PRD no fue ni gobierno ni oposición. No fue nada.

Su trabajo político se redujo a ser agencia de colocación de candidatos rechazados del PRI o el PAN, aquienes por órdenes de Moreno Valle los convirtieron en perredistas en unos cuantos días para hacerlos candidatos a alcaldes o diputados locales.

Su destrucción podía haberse precipitado en el actual proceso electoral si no hubiera sido por la rebelión que encabezaron Socorro Quezada Tiempo y Eric Cotoñeto Carmona, ambos líderes de la corriente Frente de Izquierda Progresista, que enfrentaron a Moreno Valle para no repetir una alianza con el PAN que siguiera despersonalizando al instituto del sol azteca. Y a una campaña electoral que llamó la atención de la opinión pública por la frescura de Roxana Luna Porquillo, la candidata a la gubernatura.

El PRD iba a camino a que le ocurriera algo similar a lo acontecido con el Partido del Trabajo, que en entre los procesos electorales de 2010 y 2013 había tenido resultados arriba de los 100 mil votos, y ahora que se alió abiertamente con el morenovallismo se desplomó –de manera muy merecida– a 40 mil sufragios.

Para entender el tamaño del desastre perredista hay que tomar en cuenta los siguientes números:

En la votación del 5 de junio, 261 mil 762 electores optaron por la izquierda, que no se alió ni con el PRI o con el PAN. De éstos, 71 por ciento sufragaron por Morena, que no tuvo un mejor desempeño por haber puesto a Abraham Quiroz como candidato, un académico bien intencionado pero sin carisma, sin un discurso interesante y sin una estructura que lo ayudara a hacer un buen proselitismo.

De esos electores que fueron leales a una opción de izquierda, solo 28 por ciento decidió votar por el PRD. Y muchos de estos sufragios se debieron a la personalidad desenfadada de Roxana Luna, quien ganó mucho terreno al apelar al tema del voto de género.

Aun así, el PRD obtuvo 12 por ciento menos de votos que los conseguidos en la elección federal de 2015, donde contendió sin alianzas, lo cual significó una reducción de 9 mil 536 sufragios.

Los 75 mil 173 votos que obtuvo el PRD en esta ocasión podían haber sido mucho menos si la candidata no hubiera sido Roxana Luna, ya que la región que más votos le aportó es Cholula, que es donde la perredista es una destacada activista, y en esa demarcación alcanzó 6 mil 836 sufragios, que fue la mejor marca en toda la entidad.

El mejor resultado que ha tenido el PRD poblano en su historia fue en el año 2012, cuando el efecto de Andrés Manuel López Obrador le dio 433 mil 556 votos, sin tomar en cuenta que hubo un fraude electoral que le quitó como un 20 por ciento de su votación para evitar que Manuel Bartlett Díaz ganara la senaduría. Al final hubo un acuerdo entre el PRI y el PAN que en esa ocasión acabó beneficiando a la priista Blanca Alcalá, quien había perdido y gracias a esa maniobra obtuvo una curul en la Cámara Alta.

En 2010 y 2013 el PRD superó los 222 mil votos, pero fueron resultados ficticios consecuencia de un acuerdo de distribución de sufragios con el morenovallismo, pero donde no se percibía al partido del sol azteca como una fuerza política con personalidad propia, con un proyecto suyo y con una posición de izquierda frente a los problemas socioeconómicos del estado de Puebla.

Frente a estos números es pertinente preguntarse: ¿qué va a evitar que Morena le acabe de arrebatar al PRD casi la totalidad de sus votantes?

¿Solamente puede ser competitivo el PRD haciendo alianzas con la derecha?

¿Si no se frena su caída de votos, cuál va a ser su destino?

El panorama es complejo para el PRD local, ya que si se vuelve a aliar con la derecha se va acabar de perder su personalidad y será un apéndice de otras fuerzas políticas.

Por otro lado, parece que el PRD no puede contener es desplazamiento brutal que le ha provocado Morena de los electores de izquierda.

Tal parece que su destino, por ahora, es una posible extinción que podría ocurrir en el proceso electoral de 2018.

 

Para mayor información:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/06/14/prd-poblano-sufre-la-amenaza-de-la-extincion-electoral/

incendios forestales

Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...