Belén Cancino/El Sol de Puebla

SIERRA NORTE, Pue.- A un mes del paso de la tormenta tropical “Earl”, la reconstrucción avanza lentamente y decenas de familias de Xaltepec y Chicahuaxtla, localidades de los municipios de Huauchinango y Tlaola, respectivamente, todavía reportan algunos desaparecidos y se encuentran como “arrimados” con parientes.

En ambas localidades, por más que vecinos se han empeñado en limpiar, la devastación sigue dominando el panorama. El lodo, las piedras y el agua que bajan de los cerros continúan corriendo y mantiene zonas como un fango.

Aunque hace unos días la gente recibió a censadores, ignoran si recibirán algún apoyo, mucho menos si volverán a tener una vivienda ahí donde la naturaleza arrasó la que tenían o en otro lugar.

En Xaltepec dicen, por ejemplo, que la ayuda ha sido menor. Solamente se han repartido las tarjetas de cinco mil pesos para adquirir enseres domésticos en la tienda Elektra y, a veces, les dan despensas.

Habitantes como Ángeles Cruz Márquez y su ahijado Isidro Domínguez Moreno, acusaron que mientras que ellos están concentrados en limpiar sus predios o en sus viviendas alternas, otros aprovechan los alimentos y productos en donación.

“Han entregado las cosas a gente que no lo necesita o a gente que tiene tienda y que vende lo que les dan, y nosotros cuando llegamos ya ni nos toca nada”, explicó Isidro Domínguez.

Además reclamó Santos Jiménez, un joven de la misma localidad, que varios hombres han hecho labores de limpieza esperando recibir un salario a cambio del programa de Empleo Temporal, pero a la fecha no han recibido.

“Dicen que los cheques ya los tiene el presidente (municipal) allá en Huauchinango, pero aquí no nos ha llegado nada”, completó.

En tanto, en Chicahuaxtla las versiones son mejores pero no lo suficiente para devolver la seguridad y tranquilidad a las familias.

Ahí, la gente ha recibido más despensas, pagos de dos mil 16 pesos del programa de Empleo Temporal y tinacos con agua potable para consumo libre por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pero como a los otros, les aqueja la certeza sobre su patrimonio.

Y es que hace unos días, dijo Raúl Leonardo Hernández, se recibió la noticia de que la Conagua construirá un canal que por seguridad amplíe la barranca detrás de su casa y que desbordó llevándose todo a su paso, pero le preocupa que eso suceda él perderá 12 metros de su propiedad.

“Estoy preocupado de saber si nos van a reconocer nuestro terreno porque yo con mucho esfuerzo logré hacerme de él y no sabemos si nos van a dar algo a cambio”, comentó.

“ARRIMADOS” Y MORTIFICADOS

Aunque ya no hay albergues operando en Xaltepec y Chicahuaxtla, todavía hay damnificados que están refugiados con familiares, tratando de rehacer sus humildes casas y buscando —aún— a sus familiares desparecidos.

“Estamos ahora sí que de arrimados en dos cuartitos que me prestó mi prima allá arriba, porque me quedé sin nada, ni huaraches, sólo la blusa que traigo puesta”, relata Ángeles Cruz Márquez, al pie de la barranca que se desabordó en Xaltepec y que arrasó con su vivienda.

A unos metros señala una débil estructura de madera en la que se ha propuesto construir nuevamente una casa para ella, su esposo, un hijo discapacitado y dos más con sus respectivas esposas e hijos.

No tiene dinero, incluso ha solicitado un préstamo para tratar de comprar palos y láminas de cartón para reconstruir su hogar porque víctima del agua, aunque en dos habitaciones de la casa de su prima, duerme sobre el suelo, prepara la comida a la intemperie y todos los días tiene que volver a la barranca “porque venimos al baño, a mi bañito que todavía me quedó, aquí abajo”, añade.

INICIARON LAS CLASES

En Xalpetec, la escuela primaria Amado Nervo dejó de ser albergue y ya varios menores volvieron a clases; en tanto, en Chicahuaxtla, los estudiantes de la primaria Ignacio Zaragoza iniciaron el ciclo escolar ayer en 14 aulas móviles ubicadas en la plaza de la Presidencia Auxiliar.

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