Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

Una amenaza que se empieza a escuchar en diferentes ámbitos del PRI, es que varias facciones se preparan para intentar reventar la Asamblea Estatal de Delegados –programada para el 28 de febrero– ante la falta de un acuerdo real para postular a la senadora Blanca Alcalá Ruiz como candidata de unidad, pues hasta ahora no se ha concretado un proyecto que dé espacios de participación de todos los grupos en el actual proceso electoral.

Los cuatro temas que están provocando serias complicaciones en el proceso de selección del abanderado priista son: la designación del próximo presidente estatal del PRI, el nombramiento del coordinador de campaña, las promesas de candidaturas al Senado y la falta de diálogo de Alcalá con varios de los aspirantes que han buscado la postulación del tricolor.

Este atasco en el PRI se debe en mucho a que Blanca Alcalá no ha mostrado la suficiente pericia y apertura para negociar con las ocho facciones que han intervenido en el proceso de designación del candidato. La senadora está partiendo de la idea equivocada de que a ella le corresponde todos los espacios y decisiones.

Tal situación es la que ha provocado que Puebla y Oaxaca sean los estados más complicados para que el PRI elija abanderados a la gubernatura, luego de que en Veracruz, Tlaxcala, Sinaloa, Durango, Aguascalientes y Zacatecas ya se tienen acuerdos para nominar a candidatos de unidad.

Por esa razón el PRI ha prolongado al extremo los tiempos para el proceso de designación del candidato a gobernador de Puebla. A principios de la semana pasada se estimaba que el registro de aspirantes a la candidatura se realizaría entre el 3 y 5 de febrero, para que a mediados de ese mes se tuviera ya un abanderado oficial.

La falta de un acuerdo de unidad consistente entre los grupos locales del PRI, ha llevado que el registro de aspirantes se haya programado hasta el 21 de febrero y la Convención Estatal de Delegados sea el día 28 del mismo mes.

Con esos plazos se buscará zanjar el riesgo de ruptura dentro del PRI, ya que por lo menos cuatro grupos podrían intentar provocar el fracaso de la asamblea en donde se pretende ungir al candidato, no solo como una protesta, sino para buscar sabotear la llegada de Alcalá Ruiz.

Uno de los puntos de conflicto ha sido la presidencia del PRI. Ya es un hecho que Ana Isabel Allende Cano no seguirá en ese cargo, ya que todo mundo la percibe como una dirigente extraviada, que no logra tener una presencia pública relevante como dirigente y no ha conseguido un trabajo eficiente hacia el interior del tricolor.

La mayoría de los priistas que el año pasado ganaron una diputación en los comicios federales han definido que: triunfaron a pesar de la ausencia o la falta ayuda de Allende Cano.

Ante la decisión del relevo –necesario y justificado– de Ana Isabel Allende Cano, se sabe que Blanca Alcalá decidió que alguien de su grupo debe ocupar la dirigencia del PRI.

En un principio la senadora habría propuesto a su principal operador, el diputado federal Víctor Manuel Giorgana Jiménez, quien goza de la antipatía de la mayoría de los grupos del PRI.

Ahora se dice que respalda al priista de la Sierra Norte, Ricardo Urzúa, dueño de una empresa de renta de helicópteros.

Tal situación ha molestado a por lo menos la mitad de los aspirantes que han participado en la designación del candidato, ya que el mensaje es que la senadora no quiere compartir espacios de participación.

La demanda de los líderes de facciones es que el partido debe quedar en manos del priista que tiene el segundo o el tercer mejor posicionamiento electoral.

Esa misma petición también se ha hecho en torno a la próxima coordinación de la campaña electoral.

Una exigencia similar se ha planteado en que se busca un acuerdo para garantizar que alguno de esos aspirantes pudieran ser candidatos al Senado en 2018.

La falta de entendimiento en torno a esos tres aspectos pone en evidencia que el acuerdo de unidad que la semana pasada firmaron los 11 aspirantes a la candidatura sólo fue un acto propagandístico del partido, un intento de hacer creer de que “todos estamos bien y unidos”, cuando en realidad existe una crisis de división y confrontación que la dirigencia nacional no ha podido resolver.

Los brotes de inconformidad se perciben en las facciones encabezadas por Enrique Doger Guerrero, Alberto Jiménez Merino, Javier López Zavala y Alejandro Armenta Mier, mientras que los grupos de Juan Carlos Lastiri y Juan Manuel Vega Rayet se muestran institucionales, disciplinados y se atienen a lo que decida el partido.

Jesús Morales Flores está también a la espera de buscar un acuerdo favorable para su grupo, pese a que encabeza una facción de priistas sometidos a los intereses del gobernador Rafael Moreno Valle.

El anterior panorama plantea que si Blanca Alcalá no logra en los próximos días aplanar el sinuoso camino que debe de transitar para lograr la candidatura, podría ser el PRI su principal factor de vulnerabilidad para enfrentar la próxima campaña electoral.

Para mayor información:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/01/25/grupos-del-pri-amenazan-con-reventar-la-asamblea-de-eleccion-del-candidato/

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Director general y fundador del portal de noticias Ángulo 7. Es originario de Puebla y estudió Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Cuauhtémoc. Ha sido reportero en los periódicos...