Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

Desde que los morenovallistas Jesús Giles Carmona y Martha Erika Alonso tomaron el control de la dirigencia del PAN –a finales de 2015–, se ha descuidado la institucionalidad del partido. Una prueba de ello es que Jorge Eduardo Moya desde hace dos años debía dejar la presidencia del albiazul en Atlixco y nadie hace nada para reemplazarlo, pese a que este personaje causa mucho malestar entre la militancia del principal bastión panista en el estado.

Jorge Eduardo Moya llegó al cargo de presidente del Comité Municipal del PAN de Atlixco a la par que Ricardo Camacho Corripio arribó al cargo de edil de ese municipio –en el año 2011–, y resulta que se acabó el periodo de ese alcalde y va la mitad del mandato del actual, José Luis Galeazzi Berra, y el dirigente partidista se ha aferrado al cargo y nadie ha podido removerlo.

Y eso es posible porque Giles y Alonso no escuchan la inconformidad de la militancia panista de Atlixco ni observan la aplicación el estatuto, que obliga al cambio de dirigente.

El malestar que genera este personaje es por tres razones de peso:

Primero: durante su mandato se han perdido dos elecciones muy importantes, siendo cuando Guillermo Velázquez fue derrotado por la priista Rocío García Olmedo y Julieta Camacho fue vencida por el antorchista Juan Celis Aguirre. En ambos casos fueron por la pelea de diputaciones federales. Y en 2013, el actual edil José Luis Galeazzi Berra triunfó en los comicios locales, en mucho, porque el abanderado montó una estructura paralela al Comité Municipal del PAN.

Es decir, Jorge Eduardo Moya ha sido un pésimo operador electoral, cuando se supone que la principal virtud de un dirigente partidista es que debe saber ganar elecciones.

Segundo: algo que genera mucho malestar es que Moya, aparte de ser dirigente del PAN, es regidor del actual ayuntamiento. Eso implica que gana dos salarios, uno en el partido y otro en el gobierno municipal. Cada uno de esos ingresos es de 11 mil pesos mensuales, aproximadamente.

El problema es que el dirigente durante mucho tiempo se ufanó ante la militancia que él había dejado de cobrar el sueldo de dirigente del PAN, como una manera de optimizar el uso de los recursos económicos del partido. Pero cuando le han pedido que demuestre que ya no obtiene ingresos de dicha fuerza política, no ha podido presentar documentos que avalen que no percibe fondos de la nómina de dicha fuerza política.

Tercero: lo que mayor inconformidad genera el dirigente es que se anda promoviendo como aspirante a ser candidato del PAN a diputado local, aprovechándose del cargo partidista y de su posición de regidor.

El fondo del problema es que los morenovallistas Giles y Alonso llegaron a dirigir al PAN para utilizar al partido como una franquicia al servicio de los intereses personales del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

No hay interés de fortalecer a la militancia y la institución. Por eso hay oídos sordos a la inconformidad por la falta de cambio de dirigente en Atlixco.

Muchos morenovallistas al acabar el sexenio cambiarán de ciudad, de residencia, tal vez de partido, de cargo, de prioridades. Y lo que queda claro, es que en esos intereses nunca pasó el fortalecer la institucionalidad del PAN poblano.

 

Para mayor infornación:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/06/17/dirigente-del-pan-atlixco-se-aferra-al-cargo-pese-excedio-periodo/

 

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...