Por Gustavo Santín
Estoicos(as), maestros y maestras que desempeñan su labor en las escuelas indígenas y comunitarias, realizan su encomienda en condiciones infrahumanas. Evidencias claras aparecen ante la opinión pública a través de las páginas de Facebook “Escuelas Jodidas de México”, “Escuelas de Jodidas de México 2”, “Las Escuelas más Jodidas de Todo México”.
Por si esas evidencias fotográficas no fuesen suficientes, el “Panorama Educativo de México, Indicadores del Sistema Educativo Nacional”, publicación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), presenta cifras que resultan devastadoras.
Escuelas sin paredes laterales, sin vidrios o sin ventanales, techos y muros elaborados con varas de bambú y en algunos casos con palma o a base de tablones, como la telesecundaria número 1062 que se ubica a 5 horas de Tuxtla Gutiérrez. Instalaciones improvisadas por padres y madres de familia “a punto de derrumbarse”, bancas oxidadas y sin asiento, carentes de laboratorios y talleres, sin plaza cívica, sin sanitarios.
Como la que alberga a la secundaria 148 “Miguel Utrilla” de Chenalhó, Chiapas, que consta de un aula y dos letrinas improvisadas, perdidas en medio de una llanura, o la 158 que se ubica en San Andrés Berriozábal, integrada por dos aulas con paredes elaboradas a base de carrizo y techo de lámina de asbesto o los salones de clase al “aire libre” del Colegio de Bachilleres EMSaD 289 ubicado en la Trinitaria, Chiapas, o las que se instalan en galeras prestadas por algún “buen samaritano”, o la que para no desmerecer con el paisaje urbano (tiradero de basura Tuxtla Gutiérrez) utiliza desechos de la “pepena” (https://goo.gl/hqzFxt).
Las cifras que presenta el INEE corroboran la situación de abandono persistente en las que se encuentra la infraestructura educativa nacional y el escaso número de maestras y maestros asignados a escuelas ubicadas en zonas suburbanas y rurales, situación que se agrava tratándose de escuelas indígenas y comunitarias. Ubicadas en zonas de alta marginación, cada 9 de 10 escuelas indígenas, comunitarias, al igual que un gran número de telesecundarias, son atendidas por uno, dos o tres docentes, que procuran en primaria a varios grupos escolares al mismo tiempo o que se hacen cargo de tutorar en todas las asignaturas, a todos los alumnos y alumnas que asisten a las telesecundarias.
El cuadro “Porcentaje de escuelas primarias de organización multigrado por tipo de servicio (2013-2014) evidencia que casi una de cada dos escuelas (44.0%) del total (99 140) carecen del personal docente requerido para atender a una escuela de organización completa (escuela que cuenta con todos los grados y es atendido por una maestra o por un maestro), cuestión que las ubica como escuelas multigrado o que laboran con grupos multigrado (el personal docente atiende a niños y niñas de diferente escolaridad en un espacio común).
De las 99 140 escuelas primarias públicas con que cuenta el sistema de educación en el país, 77 821 corresponden a rubro primarias generales, de ellas el 33.1 por ciento (29 729) se ubica en la sección de primarias multigrado. El 10 por ciento del total de primarias del país, catalogada como “indígena” (10 102), cuenta con 6 719 escuelas multigrado, el 66.5 por ciento del total, en tanto que las escuelas comunitarias, 11 279 tienen todas, el 100 por ciento, esa característica.
Cuatro de las entidades distinguidas por rechazo mayoritario a la reforma educativa que impulsa la administración de Enrique Peña Nieto en contubernio con los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y una fracción mayoritaria, la de los chuchos, del Partido de la Revolución Democrática: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, y Michoacán, de las que proceden muchos de los y las docentes que dicen no tener miedo a que Nuño y Peña los corran, comparten con otros estados, como característica principal, las carencias de personal docente en escuelas primarias multigrado en porcentajes superiores al 50 por ciento, en una de cada dos o dos de cada tres como sucede en Chiapas.
Escuelas en las que 9 de cada diez maestros o maestras hablan la lengua nativa de los pueblos autóctonos que radican en la población en la que prestan sus servicios. La misma situación se presenta en las escuelas preescolares, subsistema en el que poco menos de una de cada cuatro escuelas (24 126/ 89 954) es atendida por una sola maestra. Sin embargo, la situación se torna más preocupante cuando al revisar las cifras y los porcentajes del cuadro “Porcentaje de escuelas preescolares unitarias que imparten los tres grados según entidad federativa y tipo de servicio (2013-2014)”, se encuentra que mientras que una de cada dos escuelas “indígenas” y comunitarias (49.9 y 47.9) ubicadas en zonas marginadas presentan esta situación, sólo una de cada seis preescolares generales (16.1%) exhiben éste escenario.
Pero, si las carencias en materia de infraestructura resaltan a la vista, los cuadros, “Porcentaje de escuelas preescolares (otro de primarias) con carencias o condiciones precarias en las dimensiones consideradas de infraestructura física educativa por tipo de servicio”, traducen las indignantes fotografías (por las condiciones de abandono oficial) mostradas en redes sociales a cifras, verbigracia, el 26.4% de los preescolares y el 18.1% de las primarias indígenas carecen de techo lo mismo que el 33.8 y el 42.7% de las escuelas comunitarias respectivamente. El 52.5 y el 55.0 por ciento de los preescolares indígenas y comunitarios carecen de drenaje, lo mismo que el 52.1 y 64.3 % de las escuelas primarias homólogas.
El cuadro “Porcentaje de escuelas primarias y secundarias reportadas oficialmente con al menos una computadora para uso educativo por entidad federativa (2013-2014) señala que sólo el 15.8 por ciento de las escuelas primarias indígenas tiene al menos una computadora pero sólo el 1.5% de las primarias comunitarias comparte esta suerte, en tanto que el 64.2% de las telesecundarias podrían parecer afortunadas, situación que comparte el 13.8% de las secundarias comunitarias. En cuanto al acceso a Internet, el 8.3 de las escuelas primarias indígenas y el 1.5 por ciento de las comunitarias declaró tenerlo por el 24.0 por ciento de las telesecundarias.
¿A esto nombra Aurelio Nuño Mayer, defender intereses y privilegios cuando se oponen a la reforma educativa que conculca sus derechos laborales, a laborar en condiciones marginales, de sobreexplotación, carentes de infraestructura física y tecnológica, atendiendo a niños y niñas que lo que quieren es comer? ¿Sabrá Nuño lo que repite sin ton ni son? La respuesta parecería obvia y sería qué no.
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