En busca del mercado hispano, los poblanos Carlos Winkler, José Irigoyen Palacios y Roberto Quintero Vega crearon la empresa Cine América que ha abierto dos complejos en Texas y busca concretar otros cinco en Arizona, California y Nueva York.
Quintero Vega, socio fundador de Cinemagic, que opera 15 cines en municipios con menos de 100 mil habitantes en el país, dijo que a 14 meses de iniciar la nueva empresa, encontraron un nicho de mercado entre los connacionales y latinos que quieren ver las películas subtituladas o dobladas al español, así como de origen hispano.
Dijo que ese diferenciador así como tener dulcería con la misma oferta de productos que en un cine mexicano, con palomitas con salsa y nachos con pico de gallo o guacamole es lo que caracteriza a su servicio, el cual no encuentra los paisanos y latinos en otras cadenas del vecino país.
Recordó que la idea del proyecto surgió a raíz de un comentario en un foro, donde un estudiante les dijo que un familiar que vive en Austin, Texas quería ir al cine para ver películas en su propio idioma, ya que las disfrutaba mejor y como no había esa opción prefería verlas en su casa a través de un sistema de televisión de paga.
Mencionó que esa necesidad fue lo que dio pie a emprender con sus socios Cine América, el cual inició en el estado texano, debido a alta densidad de hispanos y principalmente porque la tierra no es cara para invertir a diferencia de California y Nueva York, donde hay planes a mediano plazo.
Puntualizó que hubo dos firmas antes que tuvieron esquemas similares, sin embargo decidieron inclinarse por el mercado anglosajón.
Boleto más barato
Mencionó que cada complejo tiene entre seis y ocho salas para recibir a 850 personas en total, cuyo costo del boleto es de 8 dólares que, incluso está por debajo de los 10.80 dólares que cuesta en los complejos de otras cadenas.
En total cada cine de la firma genera alrededor de 35 empleos, aunque con el esquema de tiempo parcial llegan a tener a 60 personas por complejo, donde la mayoría son hispanos, pero igual hay anglosajones y afroamericanos.
Quintero Vega dijo que en el caso de los dulces y otras frituras que venden en los complejos no hubo la necesidad de importarlos, ya que las marcas mexicanas se distribuyen en varios estados de la Unión Americana para atender el mercado de la nostalgia.
“Hacer negocio en otro país tiene dos repercusiones: cuando invertimos es caro, pero la bondad de vender en dólares es muy atractivo para el empresario mexicano”, apuntó.
