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Se le llama presentismo laboral al fenómeno que ocurre cuando los empleados físicamente se encuentran en su centro de trabajo, cubriendo los horarios establecidos para su jornada, mientras su mente y su actitud no se hallan concentradas en las funciones que se deben realizar, ni aptas para desempeñarlas; esto como consecuencia de cuestiones personales, de ciertas enfermedades o de otras condiciones emocionales que afectan su psicología.

Los investigadores afirman que el presentismo puede mermar en una tercera parte o más la productividad individual y por tanto, también la de la organización en la que se labora.

En algunos casos el presentismo suele ser más costoso para las compañías que el ausentismo (abandono del puesto de trabajo, incumpliendo el horario establecido para la jornada laboral), ya que cuando alguien no se presenta a trabajar, se sabe claramente que sus funciones se dejaron de realizar en ese momento y se buscan soluciones al respecto; sin embargo, cuando alguien cumple con su obligación de estar presente en el horario de trabajo establecido, se cree que consumará sus obligaciones y que alcanzará los objetivos planteados; no obstante, no se puede saber con claridad si su rendimiento estará mermado por otras circunstancias y por tanto, no se buscarán soluciones inmediatas, puesto que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera se tendrá conocimiento de lo que ocurre realmente con los trabajadores que se encuentran en esta circunstancia, hecho que a la larga puede afectar gravemente el desempeño global de una organización.

El presentismo no significa fingirse enfermo para evitar las obligaciones laborales o hacerse el tonto en el trabajo, el término se refiere a la pérdida de la productividad a consecuencia de problemas reales de salud física o emocional. En la mayoría de los casos en los que se observa el presentismo, los empleados no toman su trabajo a la ligera, sino que ellos necesitan y quieren seguir laborando, a pesar de que sus condiciones no sean las óptimas para ello y de que éstas en muchas ocasiones propicien que sus obligaciones sean más agobiantes de lo normal.

Los problemas emocionales y las enfermedades que las personas llevan al trabajo pueden producir muchos más gastos para las empresas, puesto que estos inconvenientes prevalecen y generalmente no son combatidos a tiempo, por lo que podrían presentarse con mayor incidencia en los años de más alta productividad de las personas, afectando dos aspectos laborales fundamentales: la cantidad y la calidad del trabajo que se desempeña.

Estudios realizados por “American Medical Association Studies” han encontrado que la pérdida de la productividad laboral debido a problemas emocionales, depresión, dolores y malestares; es tres veces mayor a la pérdida relacionada con el ausentismo. Es decir, se pierde menos con las personas que permanecen en casa cuando se hallan imposibilitadas para realizar sus funciones adecuadamente, que con aquellas que se presentan a laborar pero no logran un desempeño óptimo debido a sus condiciones particulares.

El primer paso para erradicar el fenómeno del presentismo es que los jefes y altos jerarcas se enteren del problema, el siguiente involucra saber cuáles son los inconvenientes médicos y personales específicos que padece cada empleado.

Conjuntamente con ello, educar a los trabajadores respecto a cómo tratar mejor sus enfermedades y a manejar sus emociones a través de cursos y capacitaciones, así como propiciar condiciones laborales que lo permitan, tales como: horarios flexibles dentro de lo posible, trabajo por objetivos, respeto en cuanto a horas de ingesta de alimentos, acondicionamiento de instalaciones para practicar deportes y para alimentarse adecuadamente, establecimiento de áreas de esparcimiento y descanso, trato interpersonal verdaderamente humano, comprensión, apertura al diálogo y a la negociación. Todo ello resultará de gran utilidad para resolver el problema del presentismo y así se podrá potencializar el desempeño de la organización.

Impulsar la productividad mejorando la salud de los empleados requiere una inversión suficiente que permita obtener resultados palpables, no implica solamente costear mínimos programas encauzados a erradicar el fenómeno de manera superficial. Aunque para muchos empresarios ejecutar acciones al respecto inicialmente parezca ser un fuerte gasto; en el futuro quedará demostrado que no es así, pues con seguridad se puede afirmar que las ganancias que se obtendrán en cuanto a productividad, compensarán totalmente la inversión realizada.

A pesar de que en el ámbito empresarial se sabe sobre la existencia de esta problemática, muy pocas compañías reconocen el fenómeno y tratan de hacer algo al respecto; sin embargo, es un hecho que vale la pena invertir en la salud física y mental de los empleados. Tratamientos adecuados, condiciones favorables y educación, pueden propiciar una mejora considerable en el desempeño no sólo del individuo, sino en el desempeño general de las organizaciones.

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