Columnistas-GuillermoAlbertoHidalgoVigueras

Ni hablar, luego de tanto yerro y tanta equivocación, se nos hace extraño que se encuentren tan calladitos los antes tan “cuates” Santizo y Vázquez Rosains. Esto no sería raro si fueran épocas comunes y corrientes, pero no, luego de ponernos a pensar que estamos en temporada de buscar chambas (y para esto ellos son especialistas) púes ya sabe, la perspicacia echa a andar nuestras cabezas.

Y es que, por un lado, está el supersecretario, con sus supersoluciones de sus superviajes en las “rutas”.  A la manera de Rudolph Giulliani, cuando después de andar con un buen de escoltas en la época de Marcelo Ebrard, éste le pagó cuatro millones de dólares por decirnos lo que ya sabíamos en el país: “que no estaba tan fuerte la delincuencia”, ¡uups ¡olvidaba decir, que llevaba más de cien o doscientas escoltas custodiándolo, ¿habrá sido por eso que no encontró delincuentes?

Pues ahora nos sale el buen aspirante a policía, Alejandro Santizo Méndez, que al menos en las fotos por más que intentaba tirar rostro, tenía más cara de susto que otra cosa. No lo fueran a asaltar y robarle su Armani, o algunas de las cosas que sin merecerse se cuelga de los uniformes.

Y como dice la canción “y todo para qué” si a los dos días, y a manera de burla, les volvieron a pegar en la misma ruta (solo falta que, en la misma unidad, no lo sé) los amigos de lo ajeno. Resultando que ahora, y luego del análisis de los grandes pensadores, especialistas e inventores de la seguridad, de la “nueva seguridad” en Puebla, pues ahora tendremos una especie de fiscalía u oficina especializada para denunciar el robo en transporte público.

¿Qué les pasa?, con esto una vez mas (Santizo ya lo había reconocido) la delincuencia les está rebasando, los ciudadanos, no queremos lugares dónde acusar a los delincuentes, lo que queremos es que no haya delincuencia, o al menos que esta exista en los niveles socialmente aceptables, ¿qué burros no?

Y para acabarla de amolar, en la ruta 65 matan a otro pasajero.

Pero entre este mago en la seguridad, el diputado superespecialista del Congreso en el tema y otros más, pues ya no damos una, ni hablar, en fin, eso que importa, lo que importa es que ahorita Santizo tiene todo su esfuerzo y miras en ser el Secretario de Seguridad Pública en el Estado con el nuevo gobierno de Antonio Gali Fayad (quien sí es Poblano).

Dios nos agarre confesados, al menos eso es lo que él pregona, y ya hasta está repartiendo puestos, pues dice que es ahí, o si no, de a perdis será el relevo de Galán en la Fiscalía, qué pena…en fin

Otro que seguramente anda en lo mismo, y no porque tenga logros, experiencia, o sea del mismo partido, sino porque se le da eso de saltar de una lealtad a otra, es el buen Lalo Vázquez, que luego de sentirse inventor de los CERI en el país (yo recuerdo que esto se inició en forma con Raúl Arandia en el municipio en la época de Paredes Moctezuma) y dar asesorías al presente municipio y a la IP, por supuesto, antes tratar de que el partido antagónico ganara la gubernatura, ahora anda buscando amigos que quedaron colocados aquí y en otros lares.

Además, ha hecho intentos fallidos de brillar en el orden nacional y tener puestos que para su capacidad fueron insostenibles, pues anda con la misma intención de Santizo, no sé si haciendo mancuerna –pues en eso de parecer enemigos para luego abrazarse fraternalmente son magos-. Si no me cree, pregúntele a Amadeo y a Eduardo Rivera Pérez.

Éste último amo de la debacle de la Seguridad Municipal, cuando fue edil de Puebla capital, no obstante sus mentiras declaradas en la prensa. Acerca de grandes cambios operados por Amadeo, Vázquez y compañía, que nunca fueron verdad, y eso que se hartaron de denostar a nuestros elementos — mismos que ahora Lalo quiere representar (que alguien me explique).

Esa ocasión, con la complicidad de Lalo y Amadeo, el expresidente Rivera Pérez dijo que había acabado con las “mafias policiales”, sin haber nunca aclarado cómo, ni quiénes eran, y sin que se haya hecho una acción legal directa, pero sí trajo su propia mafia con Loya, Lara Terrón y cierto espécimen que custodiaba y apadrinaba a estos, un tal Gaytán.

Y qué decir de las mentiras de las “Mil Calles” (que ese no es mi tema) y de las cámaras vigilando la ciudad, mismas que controlaba el director del CERI y que en su mayoría no funcionaban.

Para muestra solo baste recordar que en cada accidente o evento importante, a la ciudadanía solo se le decía que “esa cámara en particular no estaba en operación” (si no me creen, pregúnteles a los abogados litigantes o víctimas de algún hecho de éste tipo).

Sin contar, por supuesto, con unos “drones” carísimos, que ahora nadie sabe dónde están ni qué hacen.

Total, que lo único bueno es que, con estos especímenes, la seguridad pública en Puebla se va a volver “religiosa, totalmente”, porque sólo nos protegerán y nos irá bien… “Si Dios quiere”

¿O no?
Juzgue usted

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