El próximo domingo 4 de septiembre, a las 7 de la mañana, más de 30 mil antorchistas del Regional Tehuacán se darán cita en el predio El Riego de esta ciudad para festejar los triunfos de la lucha organizada y consciente del pueblo pobre, dar una muestra de la fortaleza social de nuestra organización en la zona y lanzar un grito colectivo de protesta contra la injusta distribución de la riqueza y, por tanto, reiterar nuestro llamado a cambiar de raíz la situación del país, porque la desigualdad y la pobreza ya son intolerables.

Como todo mundo sabe, Antorcha nació hace 42 años, en Tecomatlán, Puebla, con un objetivo único: luchar contra la pobreza en México. Desde entonces, un trabajo inteligente, tenaz y desinteresado, permitió a nuestros actuales líderes sembrar al antorchismo en todo el país; en Puebla, nos hemos extendido a casi todos los municipios y en todos ellos la lucha ha rendido frutos prácticos y políticos: hemos resuelto miles de demandas urgentes para los pueblos y colonias pobres, y hemos creado una fuerza social bastante numerosa dispuesta a luchar para romper las cadenas que la atan a la pobreza y todas sus secuelas, de una vez por todas.

Pues bien, hace varios años, nuestra organización llegó a trabajar a la Sierra Negra, la Mixteca Alta, la región de Ciudad Serdán y los Valles de Tehuacán y Ajalpan. Desde entonces, miles de ciudadanos se han sumado a esta lucha contra la pobreza y creemos que hemos dado pasos muy importantes en este sentido. Por ejemplo, sólo en los últimos cuatro años gestionamos y logramos un total de 660 millones de pesos, que fueron aplicados en poco más de 400 obras de necesidad básica, como redes de agua potable, drenaje y energía eléctrica, pavimentación de calles, carreteras y caminos, construcción de puentes, construcción de aulas y otras obras en las escuelas pobres, paquetes de apoyo a la vivienda, electrificaciones y apoyos con insumos agrícolas y fertilizante a los campesinos pobres de estas regiones, entre lo más destacado.

Resultaría ocioso detallar, en una lista, cada una de las importantes y muy necesarias obras conquistadas; baste decir que la gente conoce y agradece el trabajo de Antorcha, y que eso, arropado por un activismo trabajador, ha conseguido el arraigo profundo de Antorcha en la región. La gente abraza al antorchismo y se toma fuertemente de su mano porque lo considera el modelo organizativo más consecuente con la realidad nacional, con sus problemas cotidianos, con sus sufrimientos y con sus anhelos de una vida mejor. La gente se sujeta a nuestro ideal porque le ha hecho ver la claridad del mundo y la posibilidad de la alegría, como escribió el poeta chileno Pablo Neruda.

Muchas batallas y muy duras han librado los antorchistas de Ajalpan y la Sierra Negra, o los de la Mixteca Alta, por ejemplo, y creo firmemente que, en esas regiones, no hay fuerza política más importante y definitoria que el Movimiento Antorchista. Por una sencilla y a la vez profunda razón: hemos logrado que mucha gente comprenda que la pobreza en este país sólo será erradicada cuando la mayoría de los pobres, que somos quienes padecemos hambre y malas condiciones de vida, nos unamos y ganemos democráticamente el poder de México para, desde ahí, aplicar una nueva política económica que beneficie a los que hoy no tenemos nada.

Así, este festejo de más de 30 mil antorchistas en el predio El Riego de Tehuacán será un grito de protesta contra la injusta distribución de la riqueza nacional y por un México mejor, más humano, justo y equitativo, y en el que todos podamos vivir decorosamente. En este sentido, el evento en Tehuacán cobra otra importancia. Puebla, como todo mundo sabe, es un estado que concentra niveles de pobreza alarmantes, en el que el 65% de la población vive con carencias alimentarias o de vivienda. Según la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, en el estado el 63% de la población recibe al día entre uno y tres salarios mínimos, entre 70 y 213 pesos por jornada laboral.

Además, según el Consejo de Organismo Empresariales, el 53 por ciento de la población del estado percibe ingresos por hasta dos salarios mínimos. Estos salarios de hambre tienen una consecuencia: en el estado, cada hora 10 personas más caen en situación de pobreza según afirman algunos investigadores universitarios; esto es, cerca de 90 mil personas al año se suman al ejército de los pobres. Además, los niveles de desigualdad se han profundizado a niveles intolerables: de acuerdo con Diego Castañeda, economista por la University of London, “en el estado de Puebla el ingreso del 1% más rico es 158 veces el ingreso del primer decil (el 10% más pobre de la población)”; es decir, varias decenas de generaciones de una familia pobre tendrían que trabajar unos 160 años para obtener la misma cantidad de dinero que obtiene en un año una de las personas que pertenece al 1% más adinerado de Puebla. Ésos son los niveles brutales de desigualdad y marginación a los que nos enfrentamos.

Pues estas cifras, que ya son de escándalo, se recrudecen cuando volteamos a mirar los municipios de la Sierra Negra de Puebla, en varios de los cuales más del 90% de los habitantes vive en la pobreza más espantosa. Municipios como Coyomeapan, Eloxochitlán, Vicente Guerrero o Zoquitlán, siempre aparecen en las listas de los municipios más pobres del estado y el país. Además, a eso hay que agregarle los atropellos que cometen los caciques paleolíticos, muy abundantes en la zona, y que siempre abusan de la ignorancia y sumisión de la gente.

De tal manera que este llamado a festejar los triunfos de la lucha organizada en las regiones poblanas ya señaladas cae en tierra fértil, abonada por los malos gobiernos que siguen y defienden el modelo económico de libre mercado que, como vemos, se ha visto incapaz de ponerle freno a la desigualdad y la pobreza crecientes, no sólo en Puebla sino en el mundo entero. Esperamos que todo el que quiera y pueda acuda al llamado de Antorcha, y una su voz al estentóreo grito de protesta, y una su fuerza a la fuerza del pueblo organizado que tiene, desde ahora, una única tarea: luchar con denuedo e inteligencia por el poder de este país, para convertirlo en un México más justo y equitativo. No hay otra alternativa.

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