Por Redacción
Elementos, una de las 19 publicaciones del Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, del Conacyt y adscrita a la BUAP, rebasó los cien números en divulgar la ciencia y la cultura, a lo largo de más de 30 años.
La revista –fundada en el año de 1984- ha logrado sortearlos todos los problemas en cuanto a lo limitado de su distribución a través de su doble publicación, impresa y web, desde 2001.
Destaca que a los largo de sus primeros 100 números, de 535 autores que han participado 95 son de instituciones extranjeras, y de las 162 mil 809 visitas al portal de internet, cerca del 45 por ciento son de Colombia, España, Argentina, Venezuela, Perú y Estados Unidos.
En 2005 terminaron de digitalizar todos sus números anteriores, convirtiéndose en la primera revista del país que dio una licencia total a todo su contenido.
Aunado a esto, destaca su presencia en plataformas como Latindex, CiteFactor-Directory of International Research Journals y Directory of Open Access Journals, así como su pertenencia a la Federación Iberoamericana de Revistas Culturales.
Número 100
En diciembre del 2015, Elementos lanzó su número cien, bajo la dirección de Enrique Soto Eguibar, investigador del Instituto de Fisiología de la BUAP, quien desde su ingreso a la revista, en 1990, ha fomentado la inclusión de artículos académicos, no sólo de ciencias naturales y exactas, sino también de ciencias sociales y humanidades.
En su artículo ¡Cien!”, Soto Eguíbar, recalca que el logro –de convertirse en la primera revista del país con todo su contenido digitalizado– es “producto de una institución pública y por tanto debe estar disponible para el público en general”.
De forma adicional a su propuesta textual, el número 100 incluye el discurso gráfico en todos los números por medio de la obra de algún realizador visual, principalmente fotografía. Pues como apunta Luis Fernando Reyes Varela, en su artículo “Ciencia y Literatura: una dialéctica comparada”, publicado en el número 84 de Elementos, ciencia y arte tienen en común “la realidad como problema formal, semántico, pragmático, espiritual y lógico”.
Foto: Conacytprensa
