Por Álvaro Conrado 

A los mexicanos se nos acusa o estigmatiza con el síndrome de la ausencia de lectura, la poca o nula afición por leer, se dice que hoy en día un mexicano lee al año un promedio de solo cinco libros cuando en otros países, desarrollados desde luego, leen más de 15 libros al año, creo en forma particular lo contrario, en el sentido de ser más alta la precepción de lectura actualmente.

Pero sí, es cierto, que  lo que se lee no es una literatura meramente cultural, formativa, edificativa y desde luego educativa, porque mucha de la cultura que uno adquiere lo hace mediante el tipo de literatura que elija después de haber terminado una preparación intelectual.

Existen a lo largo del año una serie de ferias del libro entre las más famosas están la de la Ciudad de Guadalajara y la del centro de la Ciudad de México, por consecuencia de que ahí convergen infinidad de expositores de textos y lectores.

Aunque el informe que arrojó el año anterior la feria del Libro es que se vendieron más los libros de Psicoanálisis, eso quiere decir que la gente busca paliativos a sus problemas personales del momento y no del futuro, ni en relación de familia o grupo social eminentemente, y le siguieron algunos títulos infantiles, lo que hace pensar que la formación hacia la lectura entre los niños y adolescentes está surtiendo efecto.

Pero la lectura debe cumplir otro objetivo, el de ser actual, servir al individuo que está en la etapa de pleno desarrollo intelectual y laboral, entonces los títulos que se refieren a ello, debieran venderse  y no es así, la personas adultas se ocupan más de sus problemas cotidianos, la falta de recursos, ante los compromisos de familia, y otras muchas veces de los problemas entre parejas. Y además no se venden esos títulos porque hace falta que se involucren en los programas de orientación de la lectura y fomento a la cultura los intelectuales, los leedores experimentados que saben, por dónde y cómo orientar a los lectores, a los prospectos de la lectura.

Mientras no se inmiscuyan dichos leedores experimentados, y los intelectuales en el fomento, en los programas para ayudar a allegarse cultura por medio de la lectura, todo esfuerzo será vano, y los mexicanos seguiremos leyendo tan solo  títulos de ciencia ficción, aventuras, o revistas de farándula que no cultivan. Otra cosa es aquella opinión de una persona que se burla de quien compra libros en las tiendas que a la vez venden comida y todo tipo de electrodomésticos, le llaman lectura barata, pero en esos estantes, personalmente he encontrado hermosas obras, dignas de leerse y con una acervo cultural incalculable. Para muestra este ejemplo. Hace tan solo unos días en una establecimiento de esos, acudí a desayunar y viendo los libros adquirí “los Miserables” de Víctor Hugo” y “Memorias completas de  “Sor Juana Inés de la Cruz” y habían otros libros interesantes, nada que ver con cultura bar

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...