Por Gustavo Santín Nieto

Resulta curioso que tras 135 años de instalación del servicio de energía eléctrica en nuestro país, a 99 años de promulgada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a 77 años de tener al frente de la administración pública a gobiernos “revolucionarios” como el actual, Aurelio Nuño Mayer, encargado del despacho educativo del régimen de Enrique Peña Nieto, anunciara con bombo y platillo en el marco de “la firma de un convenio entre el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que “el 100% de las escuelas del país – tras casi un siglo de modernidad revolucionaria- va a contar con energía eléctrica”, con la que subsanaría una de las múltiples carencias que padece el Sistema Educativo Nacional (SEN).

Sin embargo, Nuño Mayer no señala quien se hará responsable por el desembolso un servicio que debiese ser cubierto por el Estado, pagado en la mayoría de las 228 mil escuelas de educación básica (62 por ciento) a través de las aportaciones voluntarias que realizan de manera obligatoria madres y padres de familia, mientras que los gobiernos locales solventan la energía eléctrica de tan sólo a un 38% de los edificios escolares (86 2450) con cargo originalmente al exiguo gasto corriente que aportara el Fondo para la Educación Básica (FAEB) sustituido por el Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE).

Pero las carencias en materia de infraestructura educativa no paran ahí, cifras proporcionadas por el  Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) señalan, por ejemplo, que “casi 7 de cada 10 (159 600) no tienen conexión a la red.

Estas cifras aumentan en el caso de las escuelas coordinadas por el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), en las que el 37% carece de electricidad y 97% de conectividad (http://goo.gl/D4Sg0B). Parte fundamental que garantizaría “la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos” (parágrafo tercero, artículo 3 Constitucional), la infraestructura educativa es definida por el INEE como aquella que se refiere “a los espacios donde los alumnos, docentes y directivos desarrollan las actividades escolares y a los servicios que permiten el funcionamiento de las escuelas”, que cumple con requisitos, entre otros, de “calidad, seguridad, funcionabilidad…convivencia y esparcimiento”, para el logro de sus objetivos, señala el INEE con otras palabras, (http://publicaciones.inee.edu.mx/buscadorPub/P1/B/113/P1B113.pdf, pago. 207).

La energía eléctrica, motivo del convenio y solaz de Nuño, sería sólo uno de los elementos, “servicios”, a considerar, sin embargo ni es la única carencia ni sería la más importante pues destacan entre otros elementos de infraestructura física y servicios, los considerados en el cuadro “AR-2.I Porcentaje de escuelas de educación básica públicas con precariedad o carencias en las dimensiones consideradas de infraestructura física (2013)” del libro “Panorama Educativo de México, indicadores del Sistema educativo Nacional 2014”, publicado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa.

En él rubro (dimensión, le llama la publicación) “Seguridad física” destaca que el 18 por ciento de las 228 mil escuelas de educación del país, 41 mil 040, cuentan con un “techo precario”, construido a base la láminas de asbesto u otros materiales similares, 2 mil 280  escuelas tienen paredes de cartón, madera o materiales similares, 4 mil 788 no cuentan con piso de concreto y deberían ser incorporados a los programas de piso firme.

En el rubro “Servicios básicos” destaca que 89 mil 604 escuelas de educación básica carecen de drenaje, el 39.3 por ciento del total; en tanto que el 9.7%, 22 mil 116, escuelas carecen de sanitarios y 7 mil  296, el 3.2%, no cuentan con servicio de agua potable, cuestiones que derivan en problemas de salud.

En cuanto al rubro “Conectividad” destaca de manera negativa que 132 mil 924 escuelas, el 58 por ciento del total, carecen de acceso a Internet, cuestión que vinculado a la falta de “Aula(s) de cómputo” en 163 mil 476 escuelas de educación básica, el 71.7 por ciento del total, explicaría la deficiencia de competencias que en materia de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, priva en un número creciente de alumnos y alumnas de las escuelas preescolares, primarias y secundaria públicas.

En el mismo rubro y en pleno siglo XXI, resultaría inexplicable que 2 mil 508 (1.1%) escuelas carezcan de aulas para atender al alumnado, que 64 mil 980 no cuenten con bibliotecas a pesar de la propaganda gubernamental que festinara las bibliotecas de aula, 75 mil 696 (33.2%) no cuenten con canchas deportivas, que a pesar de su importancia 123 mil 120 (54%) escuelas carezcan de talleres y el 24 por ciento, 54 mil 720, escuelas no cuenten con laboratorios.

De risa, de pena ajena, reconocer que en 2013 la dimensión “mobiliario básico” de las estadísticas elaboradas por el INEE a partir del análisis de formato 911, muestre que 53 124 (23.3%) maestras y maestros, muchos de ellos puestos en evidencia por la Evaluación del desempeño docente, no cuentan con una silla o escritorio y que el 17.3 por ciento, 39 444 alumnos y alumnas que asisten a planteles públicos, carece de un “mesabanco” para realizar sus labores de aprendizaje.

El rubro “Espacios directivos y administrativos”, evidencia que 159 mil 372, el 69.9 por ciento de las escuelas, carecen  de “oficinas administrativas” y que el 32 por ciento de quienes se desempeñan como directores y/o directoras de escuela, 72 mil 960, no tienen lugar para realizar su labor, atender a madres y padres de familia, sostener reuniones con el personal docente, platicar con el alumnado. No menores en importancia, los rubros “Accesibilidad y Espacios múltiples” contemplan que el 74.7 por ciento de las escuelas no cuentan con baños para discapacitados y que el 58.3 carecen de rampas para “el acceso y la circulación”, que en el 18.1 de las instituciones falta la plaza cívica y en el 37.8 por ciento de “Aulas de usos múltiples”.

Total que Nuño cuenta con un número de “dimensiones” inconmensurables para firmar convenios que lo publiciten y le permitan continuar la carrera por lograr la sucesión presidencial.

 

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...