Por Redacción

En los últimos dos años, una de cada tres empresas ha sido víctima de algún tipo de delito económico, siendo el más frecuente la malversación de activos con un 76 por ciento, seguido de sobornos y corrupción con el 21 por ciento.

En tanto fraude en adquisiciones e información privilegiada representan el 19 por ciento; mientras fraudes contables el 14 por ciento, otros un 13 por ciento, fraude en capital humano el 12 por ciento.

Así como delitos cibernéticos con un 11 por ciento, robo de propiedad intelectual el 6 por ciento, antimonopolio el 4 por ciento, espionaje un tres por ciento y fraude fiscal e hipotecario representan el 2 por ciento, y el lavado de dinero solo el uno por ciento.

De acuerdo con la encuesta global elaborada por PricewaterhouseCoopers (PWC) México, en su medición bienal la tasa para el país alcanzó 37 por ciento, un punto porcentual más que la reportada en 2014, cuando se ubicó en 36 por ciento.

 

Delicuentes buscan formas más sofisticadas

Alfredo Hernández, socio de Servicios Forenses en PwC México, señaló que aunque la tasa general no ha aumentado significativamente, los resultados sugieren que continúan evolucionando a formas más sofisticadas, mientras los controles corporativos no lo han hecho al mismo ritmo.

 “Los delitos económicos relacionados a un evento específico pueden causar pérdidas importantes a las organizaciones, sin embargo, los delitos de tipo sistémico, como la corrupción y el soborno, son aquellos que más daños causan, debido a que erosionan la integridad de los empleados y debilitan las estructuras de control interno, aumentando así el riesgo de pérdidas económicas, multas y daños reputacionales”, indicó  el especialista.

 

Fuente: Dinero en Imagen/Impuestum

Foto: Alto Nivel

incendios forestales