Por Guillermo Alberto Hidalgo Montes
Es muy peculiar como nos desentendemos los latinos de los que pasa en otras latitudes, sin darnos cuenta de que la globalización no es sólo en lo económico, sino también en lo social, cultural, delincuencial, etc.
Es un hecho que en ocasiones nos vemos abrumados por lo que en nuestra región pasa con la violencia y la delincuencia común y organizada ,sin que le demos tanta importancia al terrorismo, y esto debido a que la delincuencia (en cualquiera de sus formas) ocurre a cada instante en cualquier punto de la región, mientras que los ataques terroristas, no, es decir, éstos son esporádicos y cuidadosamente planeados para generar el mayor impacto mediático posible (una de sus premisas).
Un ejemplo de lo tan desinformados que estamos en el tema del terrorismo es que en septiembre pasado, es decir, en el 2015, el Instituto Británico de Defensa publicó una lista desglosada de los extranjeros que se han unido al Estado Islámico (ISIS) desde 2013.
De 12 mil registros, existen al menos 150 mexicanos o “de origen mexicano” que han viajado a Siria para luchar contra el régimen del presidente de esa nación, Bashar al Assad. De estos 150, han muerto 65 y se desconoce el paradero de 4 (números para tener bastante en cuenta y de los cuales casi nada se sabía).
El que el documento se diera a conocer de forma masiva fue producto de que en el mismo mes en el que se emitió, la Sección de Inteligencia del Ejército Mexicano y la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato descubrieron a un maestro de artes marciales y acupuntura que realizaba funciones de reclutador de ISIS, sin embargo, no pudo ser detenido pues la difusión de propaganda Yihadista (guerra contra los infieles, es decir los que no practican el Islam) no es un delito en México y al parecer tampoco el reclutamiento de combatientes (situación que no ha agradado ni tantito a nuestros vecinos del norte).
Este hombre ahora está supervisado por el MI6 (Servicio de Inteligencia Británico) ya que tiene pasaporte de esa nación europea, así como mexicano, cosa que debería tenernos tranquilos, ya que Inglaterra da nombres y nacionalidades de personas desde 2013 y en México se descubre sólo uno y hasta 2015, hace patente en cuestión de Inteligencia y seguridad nacional las autoridades mexicanas algo no están haciendo bien.
¿Pero este es un caso aislado o no?
El Terrorismo como tal no pasa con la frecuencia que en otras latitudes, lo que aquí sí ocurre es el narcoterrorismo, es decir, la cooperación y alianza estratégica entre mafias del narcotráfico y grupos armados de extrema izquierda y de extrema derecha, así como otros grupos de insurgencia armada (éstos suelen considerarse organizaciones terroristas). La conjunción entre movimientos rebeldes y el narcotráfico se concibe, a largo plazo, como una amenaza a la estabilidad de los países de regiones productoras de estupefacientes. Estas usan el terror sistemático contra la población para poder presionar al gobierno que cese su lucha contra ellos.
Por otra parte, el terrorismo fundamentalista son movimientos que también usan el terror como instrumento contra la población, pero con fines religiosos y políticos de masas, pretendiendo restaurar la pureza mediante la aplicación estricta dela ley divina (según la religión que se trate) basado esto en una interpretación literal los libros sagrados, llegando así a una exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida.
Hoy en día, nos referimos la mayor parte del tiempo al fundamentalismo islámico y la violencia que esto genera que es por todos más que conocido, como los lamentables acontecimientos en Bélgica la semana pasada.
Curioso caso el de los latinoamericano que nos espantamos porque hay gente que puede cometer los actos más reprobables dentro de la naturaleza humana, pero no nos espantamos de que aquí, en Latinoamérica, hay gente que lo hace por dinero (como en el caso de México desde 2008 o Colombia en la década de los 80 por solo citar dos ejemplos), narcoterrorismo o terrorismo fundamentalista, las dos caras de la misma moneda, el terror.
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