Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

Un recuento crítico arroja que el sexenio del mandatario Rafael Moreno Valle ha sido propicio para que el estado se convierta en un centro de mando de operadores de las principales organizaciones delictivas de México, lo mismo los zetas que el grupo de los Beltrán Leyva, los rojos de Guerrero y los integrantes del cártel de Sinaloa, además de ser una mina de oro para los ladrones de hidrocarburos, quienes gozan de plena impunidad en territorio poblano, situación que no existió en por lo menos los tres anteriores gobiernos, que eran encabezados por el PRI.

Y esa condición solamente es posible por un factor: por la venta de protección oficial hacia dichas organizaciones criminales, las cuales tienen una regla de oro, consistente en que sus dirigentes no se asientan en un municipio, ciudad o estado en donde no tengan comunicación, complicidad o arreglo económico con las autoridades locales.

Por eso es pertinente que se investigue quién o quiénes desde el gobierno morenovallista podrían haber vendido esa protección.

Rafael Moreno Valle Rosas nunca explicó públicamente la razón por la cual trajo al estado al peligroso Facundo Rosas Rosas para hacerse cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, ni tampoco aclaró las razones de su salida del Poder Ejecutivo y mucho menos se le investigó por el robo de combustible, luego de que dos de sus subalternos fueron detenidos por el Ejército protegiendo “la ordeña” de ductos de Petróleos Mexicanos.

Durante el sexenio de Felipe Calderón era un secreto a voces que Facundo Rosas era uno de los encargados del “trabajo sucio” del entonces titular de la extinta Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

Curiosamente durante la presencia de Facundo Rosas es cuando más se descubrieron a importantes operadores del crimen organizado dirigiendo sus organizaciones desde Puebla.

Una muestra de lo anterior es que en Puebla fueron aprehendidos un par de importantes operadores del cártel de Sinaloa que han sido fundamentales para provocar las dos caídas –en el presente sexenio federal– del capo más famoso, mediático y peligroso del país: Joaquín Loera El Chapo Guzmán.

En los primeros días de febrero de 2014, en el fraccionamiento de lujo más importante del estado, es decir La Vista, se realiza un operativo de la Marina que dio por resultado la detención de El Pelacas, quien se llama Daniel Fernández Domínguez y se cree que fue parte del grupo que secuestró al ex candidato presidencial Diego Fernández de Cavallos.

La importancia de este sujeto es que su aprehensión sirvió para detener a “el Chapo Guzmán”.

Se dice que al sentirse rodeado, El Pelacas hizo una llamada telefónica para buscar frenar el operativo en su contra, para lo cual prendió un smartphone que rara vez utilizaba y en donde tenía un contacto directo con Joaquín Guzmán, a quien le habló para pedirle ayuda y eso sirvió para que la DEA diera con la ubicación geográfica del líder del cártel de Sinaloa. Joaquín Guzmán, quien días más tarde de ello fue detenido.

Luego de la segunda fuga de El Chapo, en octubre de 2015, otra vez en La Vista, es detenido el empresario poblano Manuel Rodolfo Trillo Hernández, quien presuntamente aportó el financiamiento para el túnel de 20 millones de pesos que utilizó el narcotráficante para hacer una huida peliculesca del penal del Altiplano.

Se sabe que Manuel Rodolfo Trillo encabezaba una red de lavado de dinero a favor del cártel de Sinaloa, mediante operaciones que se hacían desde Puebla, y en pago a tener dicho negocio le pidieron que aportara los recursos económicos para la segunda fuga de El Chapo.

Tanto El Pelacas como Trillo Hernández no era operadores menores. Por lo que su presencia en Puebla no se antoja que haya sido circunstancial, sino parecía responder a que aquí en el estado no eran molestados y recibían protección.

A lo largo del sexenio morenovallista por lo menos en Puebla han sido detenidos o asesinados 7 figuras del crimen organizado del país, cifra que contrasta con lo ocurrido en los periodos de los dos gobiernos anteriores, en donde apenas se registraron dos o tres casos relevantes –a lo largo de 12 años– de capos.

Antes del sexenio morenovallista los casos más importantes –y que eran realmente casos aislados– fueron que en el periodo de Melquiades Morales Flores fue detenido Benjamín Arellano Félix, líder del cártel de Tijuana, de quien se dice que había pactado con el gobierno federal entregarse para que no lo mataran, luego de que ya habían abatido a su hermano Ramón Arellano Félix.

Benjamín Arellano Félix buscó estar en Puebla para pasar una larga temporada con su esposa e hija, y sobre todo para que la segunda tuviera acceso a un importante tratamiento médico.

Durante el sexenio de Mario Marín el caso más relevante fue la detención en el fraccionamiento Puerta de Hierro de Sergio Enrique Villareal Barragán, alias El Grande, quien era líder de la organización de los Beltrán Leyva.

Esa situación cambio en el presente periodo gubernamental, en el cual han caído Daniel Fernández y Manuel Rodolfo Trillo del cártel de Sinaloa; Daniel Landía Gutiérrez, de la organización de los Beltrán Leyva; William de Jesús Torres Solórzano, quien era uno de los principales líderes de los zetas que operan entre Puebla y Veracruz. Al poco tiempo fue aprehendido Rafael Melgarejo Reyes, quien también era parte de esa organización.

Hace un par de días cayó en Puebla el narcotraficante Ángel Villalobos Arellano, quien es uno de los principales productores de amapola y heroína en la montaña de Guerrero. Su detención ocurrió en Atlixco, lugar predilecto de los narcos guerrerenses y de Morelos.

Para mayor información:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/03/04/durante-el-actual-sexenio-puebla-se-volvio-centro-operativo-del-crimen-organizado/

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...