Arturo Rueda/Tiempos de Nigromante/Diario Cambio

Con o sin el membrete de Nueva Alianza en su coalición de partidos que enfrentará la elección del 5 de junio, el morenovallismo amarró ayer la lealtad de la estructura del SNTE para reforzar su proyecto político en acuerdo con Juan Díaz de la Torre, el sucesor de Elba Esther Gordillo. Si la próxima semana el Comité Nacional del PANAL decide entregarle las siglas al PRI-PVEM, la candidata Blanca Alcalá sólo va a encontrar un cascarón, un membrete, ya que las bases magisteriales van a responder a los dos delegados nacionales que Díaz de la Torre envió ayer a Puebla y oficialmente presentaron sus cartas credenciales con el gobernador, evidenciando que las ligas de lealtad entre La Maestra y el gobernador poblano permanecen inalterables.

Casi fue un acto sin importancia la presentación de los delegados para las secciones 23 y 51 del SNTE ayer en Casa Puebla. Si no fuera por sus nombres, parecería que llegaron dos Don Nadie, pero no es así. Como delegado de la sección 51 se apersonó nada más y nada menos que Alfonso Cepeda Salas, el número 3 en la jerarquía nacional del sindicato en tiempos de Elba Esther, solamente por detrás de ella misma y de Díaz de la Torre, y hasta antier todopoderoso cabeza del Colegiado de Administración y Finanzas del SNTE.

De hecho, Alfonso Cepeda Salas, apadrinado por La Maestra estaba, en la línea de sucesión de Juan Díaz de la Torre, pero su detención impidió que se consumaran los cambios en el sindicato. Ambos, sin embargo, Cepeda y Díaz de la Torre, mantienen una línea de lealtad hacia Gordillo que no se ha roto por el hecho de que ella esté en la cárcel. Es cierto que Juan Díaz de la Torre, al final, heredó un reino, pero no por ello le cargó la mano a su amiga, pues es probado que ha interpuesto numerosos amparos para evitar acudir en calidad de testigo al proceso de lavado de dinero y defraudación fiscal.

Cepeda Salas, un auténtico peso completo del SNTE, tiene la misión de traer cortito al dirigente de la sección 51, Jorge Luis Barrera de la Rosa, a quien recientemente se le descubrieron afanes priistas. Emilio Salgado Néstor sí comprometido auténticamente con el proyecto morenovallista, y por ello el delegado del SNTE, Salvador Montesinos Alcaraz, tiene un menor perfil.

El morenovallismo tiene un diagnóstico adecuado: si Miguel Ángel Osorio Chong no va a cumplir su palabra de dejarle juego libre al PANAL, lo mejor es desfondarlo para que el PRI-PVEM no encuentre nada valioso. Mientras, operará por debajo del radar con los delegados nacionales del SNTE.

 

 

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