Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente
Lo sorprendente del conflicto que se vive en la comunidad de Ocotepec es que está en juego una obra hidráulica de apenas 2 millones de pesos, por lo que resulta poco entendible que la fundación Living Water se obsesione en no abandonar el proyecto pese al riesgo de que desate un estallido social y al mismo tiempo, que el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas despliegue una protección de dicha organización religiosa, pese a que es repudiada por el grueso de los habitantes de dicha localidad.
No es comprensible que en un conflicto de una pequeña comunidad se haya hecho ya un despliegue policiaco y del Ejército, así como de personal de la Secretaría General de Gobierno, para proteger los intereses de Living Water, situación que desnuda a esta organización y expone que no es una agrupación filantrópica, sino persigue otros fines diferentes a los que exhibe en público.
La protección oficial que el gobierno morenovallista ofrece a Living Water parece derivarse de que esta organización es financiada por varios consorcios, entre ellos la petrolera Chevron y la trasnacional de bebidas engordantes Coca Cola, lo cual en automático genera que la administración estatal se ponga del lado de la agrupación de corte cristiano y le dé la espalda a la comunidad de Ocotepec.
Rafael Moreno Valle Rosas se ha destacado por venderse ante empresas trasnacionales y financieras como un gobernante de mano dura que está del lado del capital, y en ese tenor es inclemente con la población que se opone a proyectos de dichas compañías.
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