Por Redacción
Este miércoles, John Lennon cumplió 35 años de muerto, quien fue asesinado por uno de sus fanáticos, Mark David Chapman, hecho ocurrido el 8 de diciembre de 1980 en Estados Unidos, a donde migró.
Faltando 10 minutos para las 11 de la noche, John Lennon regresaba en auto hasta su departamento, en el emblemático edificio Dakota, frente al Central Park de Nueva York. Venía de una sesión de grabación en los Record Plant Studios junto a su mujer, Yoko Ono. Ya apuraba el paso por el hall de entrada cuando escuchó un “Mr. Lennon” a sus espaldas. No llegó a darse vuelta que enseguida se sintieron las detonaciones.
Cinco balazos en la zona del pecho, que lo derribaron.
El arma asesina (un revolver .38 Special) pertenecía a Mark David Chapman, un joven de 25 años, quien unas horas antes, cuando Lennon salía hacia el estudio, ya lo estaba esperando en la puerta del Dakota para pedirle un autógrafo; Lennon le dedicó la cubierta de su último album, Double Fantasy.
Tras los disparos, y mientras llegaba la ambulancia, Chapman se quedó entre shockeado y perplejo, sentado en la vereda. Cuando la policia lo arrestó, tenía el arma y un ejemplar de El Guardian en el centeno, la célebre novela de J.D. Salinger. (El libro lo había comprado esa misma mañana; a modo de auto-dedicatoria escribió: “Esta es mi declaración”, firmando como Holden Caulfield, el personaje central de la novela).
Lennon fue llevado de urgencia al Roosvelt Hospital, donde fue declarado muerto a su llegada, sobre las 11.20 de la noche.
Los Beatles se habían separado en 1970, pero ahora, muerto Lennon, realmente el sueño había terminado. El beatle que más se había involucrado con la militancia antibélica (“peace and love, man”), con el recuerdo de Vietnam intacto, ya no estaba. Con él se esfumaba, también, el sueño siempre latente de los millones de fasn que venían fantaseando con la posibilidad de que algún día los Beatles volvieran a juntarse.
Foto: Especial
