Por Rocío García Olmedo 

Sin duda corren tiempos nuevos. Poco a poco la inclusión de mujeres en cargos claves, cada vez más, se va haciendo más manera natural.

Si bien ello procede del cumplimiento de disposiciones normativas, para atender los compromisos internacionales y nacionales para su inclusión; nadie en su sano juicio puede negar que es también resultado del reconocimiento tácito al desempeño y a la capacidad de las mujeres para ocupar posiciones de alto nivel, que antes, casi de manera automática se ponía en duda.

En la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en unos días se recibirá en el Senado de la República la terna propuesta por el Presidente de la República -en término de sus facultades- para nombrar dos vacantes de Ministros/as. En el análisis de quienes debieran ser las personas propuestas, las expertas y expertos han planteado que dicha propuesta sea de mujeres, justamente por el contexto político y social actual del país, y por la alta importancia de las atribuciones de la SCJN que, como garante de que todas las autoridades, cumplan con las normas constitucionales. Incluso, las dos Ministras actuales han coincidido en la necesidad de que más mujeres lleguen a la SCJN. 

Y en la UNAM aspiran a la Rectoría y han entregado su documentación conforme lo marca la convocatoria tres brillantes académicas: María Leoba Castañeda Rivas, Rosaura Ruiz Gutiérrez y Gloria Villegas Moreno. Sería la primera vez que la rectoría de la UNAM la obtuviera una mujer.

En las entregas de los Premio Nobel 2015, la china Tu Youyou obtuvo el galardón de Medicina, por sentar las bases para el desarrollo de terapias que han transformado el tratamiento de enfermedades causadas por parásitos. La bielorrusa Svetlana Alexiévich gana el premio Nobel de Literatura de 2015, por su obra polifónica en la que destacan sus reportajes literarios sobre Chernobil o sobre mujeres en la II Guerra Mundial, relacionados con la extinta Unión Soviética.

Cómo olvidar que fue hasta 1903, cuando por primera vez una mujer obtuviese este galardón: Marie Curie. Y el Premio Nobel de la Paz le fue otorgado a cuatro organizaciones de la sociedad civil de Túnez, en una de las cuales aparece una mujer, por su contribución como mediadores del diálogo para la construcción de una democracia pluralista en Túnez. 

Y en México, a 62 años de haber conquistado el reconocimiento de nuestros derechos de ciudadanía, el gran logro es el principio de paridad incorporado a nuestra Constitución General de la República.

Ello garantizó candidaturas paritarias en los comicios celebrados en México, en este año, para las elecciones federales y para los Congresos locales que tuvieron elección. Así, la Cámara de Diputados está conformada por primera vez en la historia por el 42 % de mujeres.

El siguiente paso es seguir construyendo la paridad horizontal y la vertical mediante el impulso de mecanismos diseñados para incorporar a mujeres en posiciones de toma de decisión que, por varias rutas, reduzcan los obstáculos institucionales y culturales que afectan fundamentalmente a las mujeres y que, en muchas ocasiones, se siguen presentando, sin olvidar que cuando se habla de paridad no se refiere únicamente a la paridad política, porque sería limitativo; se refiere a la paridad en todas las expresiones de la vida social, económica y política en México.

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