Por Fermín García/ Cuitlatlán/ La Jornada de Oriente
La repentina incorporación de Enrique Doger Guerrero al Comité Ejecutivo Nacional del PRI lo aleja de la posibilidad de ser el próximo candidato a gobernador, reduciendo la lucha por la postulación a dos personajes: la senadora Blanca Alcalá Ruiz y el delegado de Sagarpa, Alberto Jiménez Merino, siendo el segundo el que principalmente se ha visto beneficiado por el supuesto descarte del ex edil de la capital.
Si realmente la contienda se reduce a Jiménez Merino y Alcalá Ruiz, quien parece llevar una leve ventaja es el delegado de la Sagarpa, por las siguientes razones:
Alberto Jiménez Merino tiene una importante estructura de seguidores en la mayor parte del estado y de los priistas que han buscado la candidatura, es quien tiene menos factores negativos identificados por el electorado, al no tener en su contra algún escándalo importante de corrupción o de abuso de poder.
El principal lastre que arrastra Jiménez Merino –que no es algo menor– es que en las encuestas aparece con un marginal índice de intención del voto como resultado de que el grueso de la población no lo identifica como un contendiente por la candidatura del PRI. Sin embargo, todavía tiene mes y medio para buscar posicionarse entre las bases del tricolor y demostrar que puede ser un aspirante competitivo a la titularidad del Poder Ejecutivo.
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