Por Gustavo Santín 

Cierto que la propuesta de Aurelio Nuño Mayer para recuperar a la maltrecha Reforma Educativa, amigo mío, tiene más tintes políticos que educativos y para sostener el dicho, bastarían algunos botones de muestra.

Destacarían las reuniones que “sostendrá”, cada tres meses, con los gobernadores y con las autoridades educativas locales, el anuncio para instituir “un nuevo sistema de coordinación entre la Federación y los estados”, la redefinición de la evaluación como un instrumento de mejora continua, una nueva relación con maestros, alumnos, padres de familia, una pretendida nueva cercanía “con todos los docentes de México” y la creación del “programa de la Reforma Educativa”.

Coincido contigo, aparentemente Nuño tiene pretextos, ideas, discurso y recursos económicos para realizar una permanente precampaña presidencial. Se reuniría, plantea, con gobernadores y autoridades educativas locales de todos los partidos y de todas las expresiones, con la intensión de “intercambiar” puntos de vista con la finalidad de estrechar lazos de colaboración entre las entidades incluido el Distrito Federal, conocer cuales son las dificultades por la que atraviesan las entidades en materia educativa y cuales son las limitaciones que tiene la federación. 

So pretexto de mejorar la eficiencia administrativa de la dependencia de la que es titular, no dice más, anuncia instaurar un nuevo modelo, “un nuevo sistema de coordinación entre la Federación y los estados” mediante la creación de 5 regiones, a las que asistiría, acompañado de sus funcionarios, una vez cada tres meses para “hacer un análisis de cómo vamos avanzando por cada estado en estas regiones en la reforma educativa y cómo vamos avanzando con el resto de las metas educativas que tenemos”, cuestión que sin sesión del Consejo Nacional de Gobernadores recibiera de inmediato  “beneplácito” de Eruviel Ávila.

Atribulado por los tropiezos que sufren las políticas públicas en materia educativa, elaboradas en la que otrora fuese su oficina en la presidencia de la República, Aurelio Nuño sale al paso de críticas que maestras y maestros formulan a los procesos de ingreso, permanencia y promoción establecidos en la Ley General del Servicio Profesional Docente (Lgspd).

Puntualiza, que a pesar de las sanciones que contempla la Lgspd, “la evaluación no se hizo para castigar o para perjudicar a los maestros”, establece que su finalidad sería la de obtener información que mejorara los procesos de enseñanza aprendizaje y la mejora hasta en un 220 por ciento en los ingresos del personal docente (concepto 07)  y su aplicación contextualizada en apego a lo dispuesto por la fracción VI del artículo 68 de la ley, en la que dice que las evaluaciones deben tomar en cuenta los contextos regionales y socioculturales”. 

Sin tomar en consideración el monto que en el anteproyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2016 se asigne al rubro de Formación Continua y Capacitación Docente -que en 2015 fijase al rubro, la cantidad de 200 pesos por maestra o maestro- reconoce que “la propia reforma les da el derecho a todos los maestros, a todos los profesionales docentes de este país a tener una formación continua de calidad; y a nosotros, a la autoridad, nos obliga a otorgárselas” aunque ignore el acompañamiento que previo a las evaluaciones debiese tener el personal docente obligado. 

Reconoce Nuño en el discurso que los y las trabajadoras de la educación, a quienes menciona como servidores públicos, “no únicamente son la columna vertebral de nuestro sistema educativo, como lo he dicho anteriormente: Ustedes son la columna vertebral del Estado mexicano, ustedes son los servidores públicos más nobles de este país,” (http://goo.gl/bEaPMC).  

Sin embargo, a pesar de reiterar que será un secretario cercano a los “maestros” privilegia la relación, como lo hacía Emilio Chuayffet Chemor, con el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a quien da el trato de aliado y califica como patriota, visionario de la modernización y con quienes, anota, transitará “ambos en su carril, pero juntos”, el camino de la que él mismo calificaría como la más trascendente la reformas estructurales emprendida por la administración de Enrique Peña Nieto, ignorando que las críticas a la reforma educativa provienen de sectores “marginales” con gran poder de convocatoria y de maestros y maestras de base.

Pero, tienes razón camarada, “el programa de la Reforma Educativa que lleva fondos directo a las escuelas, para otorgarles mayor autonomía de gestión, que les permita a los maestros y a los padres de familia ser comunidad y decidir en qué gastarlo, en las necesidades que tienen y que conocemos apremiantes de infraestructura, con necesidades de materiales educativos; en fin, en lo que requieran” mediante el que se entregarían en los próximos tres años recursos por la cantidad de 75 mil millones de pesos, producto de “certificados para la infraestructura educativa” (50 mil millones de pesos) y de dineros etiquetados en los presupuestos de egresos 2106, 2017, 2018, levanta suspicacias.

Nuño, rey mago bondadoso, per se o por interpósita persona, iría peregrinando de escuela en escuela, de municipio en municipio, de estado en estado entregando recursos para que la comunidad escolar resuelva rezagos en infraestructura educativa.

Urge conocer, dilecto amigo, si es que la promesa se cumpliera y se lograran los recursos anunciados sin tenerlos, reglas de operación claras que aten las manos de quien ahora se perfila como uno de los favoritos para suceder a Peña en el trono presidencial.

 

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...