Recibieron la sentencia condenatoria de 50 años de prisión los 11 miembros del Cártel de los Zetas involucrados en la masacre de 122 migrantes en San Fernando, Tamaulipas en 2011. Entre ellos, el jefe regional de los Zetas, Martín Omar Estrada de la Mora, alias “El Kilo”.
La Fiscalía General de Justicia ( FGR) confirmó la sentencia contra los autores intelectuales y materiales de los homicidios realizados entre 2010 y 2011. Se trata también de Juan Pablo “El Cacharpas” Cabrera Escalante, Salvador Alfonso “La Ardilla” Martínez Escobedo y Víctor Cuitláhuac “Comandante Degollado” Montoya Torres.
Fue el juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales de Matamoros, Tamaulipas, que emitió la sentencia condenatoria por el delito de homicidio calificado. La cual también contempla a Luis Manuel “Gordo Flow” Salazar Sánchez, Sergio “El Diablo” Córdova Martínez y Samuel “El Chiquilín” Moreno Saavedra. Además de Erick Rubén “El Guacho” Zetina Hernández, José Mauro “El Vegueta” Oñate Rodríguez, Jhonny “El Sombra” Torres Andrade y Elfego Cruz Martínez.
Esta sentencia se suma a la que recibieron algunos de ellos cuando en 2022 la FGR obtuvo las condenas por el secuestro de los migrantes. Mientras que se encuentran vigentes otras investigaciones por la probable participación de “La Ardilla” en la fuga masiva de reos en Nuevo Laredo, Tamaulipas y Piedras Negras, Coahuila. Las cuales se realizaron entre 2010 y 2012 y tenían el objetivo de sumar a los reclusos a las filas del Cártel de los Zetas.
Zetas, involucrados en masacre de San Fernando y secuestro de migrantes
De acuerdo con las indagatorias de la FGR, los integrantes del Cártel de los Zetas participaron en el secuestro de migrantes entre 2010 y 2011. La primera masacre, sucedió entre el 22 y 23 de agosto de 2010, en el ejido de El Huizachal de San Fernando, Tamaulipas. Allí, fueron 72 migrantes, 58 hombres y 14 mujeres, quienes fueron ejecutados por la espalda y abandonados al aire libre.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) expuso que las víctimas del Cártel transitaban en autobuses de pasajeros por Tamaulipas para llegar a la frontera con Estados Unidos cuando los privaban de su libertad.
Una vez bajo su mando, los obligaban a trabajar en el trafico de drogas y en enfrentamientos con otros carteles como el del Golfo. Sin embargo, cuando las víctimas se negaban a participar, los Zetas los ejecutaban y dejaban sus cuerpos en fosas clandestinas.
La entonces Procuraduría General de la República (PGR) localizó hasta 193 cuerpos de personas extranjeras en las fosas de San Fernando. Por lo que en 2012 iniciaron la indagatoria en contra de los responsables de estos delitos. Pero fue hasta febrero de 2015, que la Policía Federal Ministerial capturó a seis de los involucrados y en 2017 a los restantes.