El triunfo de Juan Lira Maldonado, conocido como “El Moco”, fue anulado de manera definitiva por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf). Ante ello, personas cercanas a él han protestado e impedido la realización de algunos servicios.
Incluso llegaron a evitar que se realizara uno de los festivales que más turistas atrae a la ciudad de las esferas: “El Festival de la Luz y de la Vida”. También bloquearon la caseta de acceso al municipio y han obstaculizado la ejecución de otros servicios.
No se trata de condenar la protesta; estamos en un país democrático en el que la expresión es un derecho. Se trata, más bien, del sustento real que tienen estas manifestaciones, sobre todo luego de que en dos ocasiones se anuló el triunfo.
Además, la autoridad moral de Lira Maldonado está en entredicho, especialmente porque la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) lo está investigando. En su momento, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) también lo investigó por presuntos crímenes relacionados con el “huachicol”.
A diferencia de Marco Antonio Valencia Ávila, exedil electo de Venustiano Carranza, quien sí aceptó el fallo y ha mantenido comunicación con la Secretaría de Gobernación (Segob) estatal para garantizar la gobernabilidad y el acceso de los Concejos Municipales, Lira Maldonado parece seguir un camino diferente.
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Es importante mencionar que Valencia Ávila también está siendo investigado por la FGE.
Las elecciones extraordinarias son un arma de doble filo. Lira Maldonado tendría que ver esta oportunidad como una forma de legitimar su triunfo. Si los resultados le son adversos, es indicativo de que hubo fallos de su parte, algo que debería reflexionar.
Por el momento, el partido por el que se postuló, Fuerza por México (FxM), lo ha dejado solo. De acuerdo con su dirigente, Maiella Martha Gómez Maldonado, la institución respetará el fallo del Tepjf.
¿Necedad, empecinamiento? Juan Lira debe tener como prioridad la gobernabilidad y no solo su interés particular.