René Valdiviezo Sandoval, académico de la Ibero de Puebla, ha rastreado el comportamiento de la democracia mexicana desde el 2000 hasta el último proceso electoral, concluyendo que Puebla es el estado que más elecciones ha llevado a cabo, con mil 519.
En su estudio, planeado para publicarse este año, ha contemplado los procesos electorales de 2 mil 47 municipios de todo México (no incluye los municipios que se rigen por usos y costumbres).
Así lo dijo durante un foro virtual de la Ibero de Puebla, donde detalló que observó que en la mayoría del país se han celebrado ocho periodos electorales en el siglo XXI, lo que arroja un total de 15 mil 407 elecciones.
Durante ese periodo de tiempo, indicó que Puebla es el estado donde más elecciones se han llevado a cabo con mil 519 procesos, mismos en donde seis municipios, de los 217, han visto una alternancia de poder en todos sus periodos electorales.
Además, según un índice de alternancia desarrollado por Valdiviezo Sandoval, Tlaxcala y Morelos son los estados que en más ocasiones han cambiado de partidos en elecciones consecutivas; Ciudad de México, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas tienden a conservar el “statu quo”.
“Tenemos establecido por un algoritmo el origen y destino de las alternancias. Esto nos va a permitir saber [por ejemplo] cuántas alternancias tuvieron origen del PRI al PRD”, destacó el académico de la Ibero.
También precisó que desde el inicio del siglo XXI, México ha incorporado la alternancia política dentro de sus dinámicas de comportamiento electoral. Las presidencias de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hijonosa marcaron un punto de quiebre para todo el país. Sin embargo, han sido los cambios de régimen a nivel municipal los que han tenido mayores impactos en la forma de vida de las personas.
Cabe mencionar que el proyecto se encuentra en sus etapas finales, con especial énfasis en las resoluciones del Tribunal Electoral y las elecciones extraordinarias.
Por otra parte, Roberto Alonso Muñoz, responsable del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática (Opscd), reconoció que las llamadas “democracias de baja intensidad” han provocado que, una vez ejercido el voto, el ciudadano se ausenta (o se le margina) del quehacer político.
“El 73 por ciento de los latinoamericanos estima que nuestros países están gobernados por unos cuantos grupos poderosos. En México, esta percepción la tiene el 67 por ciento de la población”, señaló.
De acuerdo con el Latinobarómetro, en México ha existido una falta de apoyo a la democracia desde principios del año 2000, aunque mostró una recuperación tras el periodo electoral de 2018. Por otro lado, existen ligeros crecimientos en el apoyo a regímenes autoritarios.
Aunque la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, agregó, significó un repunte en la confianza en la democracia. No obstante, dijo, persiste la latencia de optar por un régimen autoritario si la calidad de vida no mejora.
Situación similar es la reflejada por el Barómetro de las Américas, pues según la encuesta bienal, el 63 por ciento de latinoamericanos considera que la democracia es la “menos mala” de las opciones de régimen de gobierno.
Sin embargo, hasta un 32 por ciento ve viable que el Ejecutivo nacional actual ejerza el poder de manera unilateral, sin participación de los poderes Legislativo y Judicial.
El estancamiento en el desarrollo democrático, un mal de escala global, es una crisis presente en regiones azotadas por la violencia, la corrupción y la impunidad, por lo que Alonso Muñoz cuestionó si la democracia representativa es la única forma de orden social viable o si es posible encontrar una estructura que responda a las necesidades de los tiempos.
Las sociedades se encuentran en un momento de reflexión sobre los límites de la democracia, lo que ha conducido a mirar hacia expresiones alternativas al canon representativo. Algunas experiencias democráticas emergentes pueden hallarse fuera de las instituciones, en los espacios locales más acotados.
Mientras que Gabriel Mendoza Zárate, académico de la Ibero de Puebla, aseguró que “la reivindicación del pueblo es volver a tomar el poder en sus manos”, aseguró el académico de la IBERO Puebla. Y añadió que “los ciudadanos se sienten dentro de la democracia cuando sus decisiones tienen repercusiones en la vida social”.
Mendoza Zárate destacó que los gobiernos autónomos han hecho frente a la imposición de las visiones de desarrollo ajenas a sus culturas.
Por ello, llamó a comprender el derecho indígena como un sistema de prácticas jurídicas comunitarias que se encuentran en permanente dinamismo y diálogo con los principios estatales.
E:CB
