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Barrios de Puebla, la zona obrera indígena que se unió a la ciudad: historiador. Foto: Archivo

Si bien desde su creación los barrios populares de la ciudad de Puebla no eran considerados parte de la capital, al estar conformados por obreros indígenas, fue a partir del desarrollo económico post revolucionario que se integraron a la metrópoli.

Así lo relató el historiador Fernando Báez Lira, en entrevista a este medio, quien contó que dichos asentamientos recibían el nombre de arrabales y se encontraban en las periferias de lo que ahora es el primer cuadro de la ciudad, el Centro Histórico.

Contó que antes el límite de la ciudad era el rio San Francisco, ahora el bulevar 5 de Mayo, por lo que colonias como El Alto, Analco y parte de Xonaca no estaban incluidos en la delimitación, mientras que al otro extremo eran excluidas las colonas de Santa Anita y San Miguelito.

En estos lugares llegó población indígena de diversos lugares, quienes acudían a trabajar mayormente en las labores de construcción de la ciudad; construyendo casonas que ocupaban los españoles y clérigos.

“La parte del sur, lo que ahora es la iglesia de La Cruz, era el límite de la ciudad, los estudiosos dicen que eran arrabales, barrios, donde vivía la mano de obra, gente que trabajaba principalmente en la construcción”.

El académico señala que, en sus inicios, se trató que Puebla mantuviera la forma de vida española, lo cual se dejó de lado conforme avanzó el movimiento de Independencia, hasta su eventual consumación y posteriormente la Revolución.

Postrevolución y la detonación económica

Báez Lira relata que los cambios políticos ocurridos tras el movimiento revolucionario, que tuvo como una de sus raíces la entidad, terminaron por detonar la economía en Puebla, ante el apogeo de la industria, en específico la textil.

Lo anterior, resultó en que los barrios terminaran por ser anexados a la ciudad, pasado el siglo XIX, ante el crecimiento urbano y el estallido económico.

“A partir de la Revolución mexicana hubo muchos cambios, expectativas, el establecimiento de mesones, hoteles el apogeo del comercio, había cambiado la fisiología de la ciudad y esto dio a la población oportunidades de trabajos. Fue entonces que muchos de los arrabales se fueron transformando en barrios, como Xonaca Analco, El Alto, fueran considerados parte de la ciudad”, acotó.

El académico resalta este periodo como “de mucho desarrollo”, aunado al posterior asentamiento de la automotriz Volkswagen en los 60, lo cual terminó de asentar la entidad como una zona fabril.

Comentó que, en esta época y de la fundación de la ciudad en general, aún hay mucho que investigar, pues las diferentes averiguaciones parten de distintas épocas y puntos de vista, por lo que sostiene que aún hay mucho que descubrir en la historia de la ciudad.

El historiador comparte esta investigación con motivo del 490 aniversario de la fundación de Puebla, como parte de las actividades que el Instituto Municipal de Arte y Cultura (Imacp) realizará ante dicha conmemoración.

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Director general y fundador del portal de noticias Ángulo 7. Es originario de Puebla y estudió Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Cuauhtémoc. Ha sido reportero en los periódicos...

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