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Desconcentración y más tareas, obstáculos para universitarios de Puebla
Desconcentración y más tareas, obstáculos para universitarios de Puebla. Foto: EsImagen
Desconcentración y más tareas, obstáculos para universitarios de Puebla
Desconcentración y más tareas, obstáculos para universitarios de Puebla. Foto: EsImagen

Tras casi dos años de clases a distancia por la pandemia de Covid-19, la falta de concentración, el aumento de tareas y la ansiedad han sido obstáculos para alumnos universitarios de Puebla; además, el 50 por ciento señaló que tuvo que conseguir un empleo. 

Así lo mostró una encuesta aplicada por Ángulo 7 a 90 estudiantes universitarios, principalmente de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), así como de la Universidad Politécnica Metropolitana de Puebla y Universidad Popular Autónoma de Puebla (Upaep). 

El alumnado universitario respondió que el aspecto más difícil de la modalidad virtual fue la falta de concentración, pues el 75.6 por ciento experimentó haberse concentrado menos respecto a las clases presenciales. 

 

Entre otras dificultades, está el exceso de tareas, como señalaron 56 estudiantes, esto es, el 62.2 por ciento de encuestados; de igual forma, 50 alumnos, que representan el 55.6 por ciento, contestaron que la poca comunicación con el profesorado fue un problema.

 

 

El 84.4 por ciento de las personas encuestadas indicó que con las clases a distancia su rendimiento escolar disminuyó, mientras que el 77.8 por ciento consideró que los temas vistos en modalidad virtual no fueron bien aprendidos.

El 64.4 por ciento consideró que las clases virtuales fueron menos favorables para su ritmo de vida, y el 57.8 por ciento, que durante las clases a distancia tuvo menos tiempo para dedicarlo a otras actividades de su gusto. 

Trabajar en pandemia y estudiar en línea

Pese a que la mayoría de encuestados expresó que tuvo menos tiempo para dedicarlo a otras actividades de su gusto, el 50 por ciento s consiguió empleo durante el periodo de las clases en línea, pues estas conllevaron gastos extras par algunos.

Tal es el caso de Alma Cabrera, estudiante de 24 años en noveno semestre de  Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP, quien a causa de la pandemia tuvo que mudarse de ciudad y conseguir un empleo, mismo que la orilló a gastar su sueldo en un dispositivo para tomar clases mientras trabajaba, así como a contratar un plan de internet pues no tenía wi-fi en su trabajo. 

En este sentido, el 11.1 por ciento de personas encuestadas dijo no tener conexión de internet permanente, mientras que el 13.3 por ciento aseveró no contar una computadora propia para las clases a distancia.

 

Alma comentó que trabajar y estudiar fue muy estresante, pues no le daba tiempo de hacer tareas y no sabía en qué concentrarse: “Fui aprendiendo a hacer más cosas al mismo tiempo (…) seguía haciendo mi trabajo y al mismo tiempo tomaba las clases, mi cerebro se dividía”.

Los problemas a la salud ocasionados por la modalidad virtual afectaron a Alma, quien desarrolló problemas para dormir, así como dolores crónicos en la espalda, debido al estrés de las clases, su empleo y ambiente laboral. 

En las clases en línea no resolvían dudas

Por otra parte, Julián Carreño, de 23 años y estudiante de quinto semestre de Ciencias de la Comunicación en la BUAP, señaló que su desempeño escolar se vio afectado, pues algunas dudas en clase no eran resueltas, ya que la dinámica escolar muchas veces consistía en leer un documento digital y hacer un resumen.

Julián espera que con el regreso a clases presenciales su salud mental mejore, ya que presentó algunos estragos en ese aspecto, por lo que decidió acudir a terapia psicológica. Sin embargo, comentó que no todo fue negativo, pues “los exámenes resultaron muy fáciles”, consideró.

Del total de personas encuestadas, 50 por ciento estudian en el área de Ingenierías y Ciencias Exactas, 33.3 por cierto en Humanidades y Ciencias Sociales, 14.4 por ciento en Económico – administrativo y el 2.2 por cierto en Ciencias Naturales y de la Salud. El 70 por ciento señaló que su carrera requiere el uso de laboratorios o actividades presenciales.

 

Alumnos sobrellevan ansiedad

Ese es el caso de Fátima Bonilla de 21 años y estudiante de sexto cuatrimestre de ingeniería en Biotecnología de la Universidad Politécnica Metropolitana de Puebla, quien destacó que pese a mantuvo sus buenas calificaciones, concentrarse en clase fue un reto: “Me distraía acá en la casa, siempre hay cosas que hacer (…) en ciertas materias nada más estaba escuchando lo que decían”. 

Respecto a las tareas, recalcó el nivel de tensión que vivió, pues incluso en algunos casos las dinámicas de evaluación cambiaron: “El estrés era muy diferente, porque los profesores al no verte nada más dejaban tarea, tenías que subirla en domingo aunque antes tal vez calificaban el lunes”. 

De esta forma, comentó que las clases a distancia incidieron en su salud: “me empecé a enfermar con muchas migrañas, me daban casi a diario, aumentó mi miopía y astigmatismo”, además, comentó que desarrolló ansiedad pese a que nunca había tenido ese padecimiento.

Alumna tuvo más tiempo para su hija

En la encuesta, 17.8 por ciento de las personas encuestadas señalaron que en su hogar alguien depende económicamente de ellas, mientras que el diez por ciento señaló que tienen hijos o familiares a su cuidado.

Ese es el caso de Saray Hernández, de 23 años, quien estudió a distancia sus últimos semestres de Lingüística y Literatura Hispánica, y quien también es madre de una niña de cuatro años.

Aunque comentó que concentrarse en las clases era complicado, ponderó que tuvo más tiempo para estar al cuidado de la pequeña en su primer año de kínder.

Mencionó que en las fases finales de los semestres en línea se sentía más preocupada por entregar los trabajos que por aprender algo y poner atención, situación que contribuyó al estrés que vivió, además de la falta de convivencia fuera de casa, sin embargo, comentó que trató de sobrellevarlo. 

Destacó que el primer año de kínder de su hija también fue a distancia, y aunque su madre le ayudaba, resultó ser el año más complicado debido a que la niña no sabía agarrar el lápiz y no tenía la costumbre de hacer tarea.

No obstante, destacó de las clases virtuales la comodidad y no haber tenido que hacer sus primeras actividades del día de forma precipitada: “Podía encargarme de arreglar a mi niña para que tomara su clase a las nueve de la mañana (…) sí fue muy bonito porque pude estar con ella su primer año (de kínder)”. 

Sobre los aspectos que beneficiaron al alumnado, 76 personas, el 84.4 por ciento, señaló que fue favorable la reducción de gastos en pasajes o comida, 72 personas, el 80 por ciento, destacaron la reducción de tiempo de traslado, mientras que 50 personas, el 55.5 por ciento, resaltaron como aspecto positivo de las clases a distancia la comodidad.

El 50 por ciento de personas encuestadas señaló que la modalidad con la  que más les conviene regresar a clases presenciales es la modalidad mixta durante todo el semestre, que consistiría en ir unos días a la escuela y otros tomar clases a distancia.

Cabe señalar que la rectora de la BUAP, Lilia Cedillo Ramírez, informó que en enero del siguiente año el estudiantado regresará a clases presenciales en un 40 por ciento. Algunas universidades regresaron a las aulas para enseñar materias que requieren prácticas o con el sistema híbrido, según la voluntad de los estudiantes. 

Las alumnas y alumnos de universidades en Puebla, sin embargo, esperan poder volver a las aulas, pese a que todavía no hay indicio del regreso a clases presenciales totales, mismas que les beneficiarían para reducir la poca atención en clase y exceso de tareas que la pandemia les dejó. 

RE: LPR 

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