Pemex colocó el ducto Cactus-Guadalajara en 1960 a tres metros de la casa de Hermilo, vecino de la zona cero de la explosión de San Pablo Xochimehuacan, violando la normatividad, pero no fue el único pues había unas 40 familias más.
Sin embargo, la zona cero es atravesada por la calle Gasoducto que tiene poco más de un kilómetro de largo y sobre la misma se ubican hasta mil casas, de las cuales un 96 por ciento se construyó después de la llegada de Petróleos Mexicanos (Pemex) con la omisión de los ayuntamientos, sobre todo del periodo de 1985 al 2000.
“Cuando llegué aquí recuerdo que también vivía mi vecino, estaban algunas casas de adobe, unos jacalitos por allá, mucho espacio era terreno, llano, había como 40 casitas alrededor y cercanas al ducto, luego el pueblo que antes era el límite de la ciudad fue creciendo por las mismas necesidades”, comentó Hermilo.
Para comprobar lo anterior, mostró a Ángulo 7 una escritura de compraventa de 1960 de un inmueble y un terreno en “El Barrial”, como antes se conocía a la zona, mismo que también había sido vendido en 1956 por el anterior propietario.
“Fue autoritario”
Continuando con su testimonio, entre los años de 1959 y 1960, comenzaron a excavar y a tender los dos primeros tubos, de tres que hay hoy en día, los cuales tendrían sólo una duración de 20 años, sin embargo, afirmó que en su momento Pemex no informó sobre el riesgo que esto suponía para las 40 familias, ni pagó a los propietarios sus terrenos, lo cual “fue autoritario” por parte de la paraestatal, además “por ignorancia”, los habitantes nunca preguntaron ni se informaron al respecto.
De acuerdo con un documento de 1994, emitido por Pemex a la presidencia auxiliar que obtuvieron los vecinos cuando solicitaron información sobre los ductos, siendo que el tercero se construyó en 1970, “se establece que los derechos de vía que se requieren para el ducto que contiene hidrocarburos, y que pasa por esa población (San Pablo Xochimehuacan) son de 15 metros”.
Mientras que las normativas más actuales, como una de 2014, publicada en agosto en el Periódico Oficial de la Federación (POF), indican que debe haber mínimo 10 metros de cualquier edificación: “se deberá guardar una distancia mínima de 10 metros de cualquier edificación, con objeto de proporcionar una zona de amortiguamiento y de maniobras de emergencia en caso de presentarse un incidente”.
Hermilo contó que ninguna autoridad municipal estuvo interesada en regular los asentamientos en dicha zona, provocando que la gente llegara libremente a vivir ahí principalmente entre 1985 y 2000, colocándose varias decenas de casas sobre los ductos, cuando estuvieron los presidentes municipales Jorge Murad Macluf (1984-1986), Guillermo Pacheco Pulido (1987-1990), Marco Antonio Rojas Flores (1990-1993), Rafael Cañedo Benítez (1993-1996), Gabriel Hinojosa Rivero (1996-1999) y Mario Marín Torres (1999-2002).
Ante el riesgo, en 2005, una veintena de vecinos solicitaron a las autoridades municipales y estatales, cuando en ese entonces estaba el alcalde Enrique Doger Guerrero y el gobernador Marín Torres, la reubicación de manera consensuada, sin embargo no obtuvieron respuesta favorable, por lo que la situación continuó de la misma manera.
Hoy en día, la calle Gasoducto es una de las vialidades más transitadas y pobladas de San Pablo Xochimehuacan, caracterizada por tener cada 100 metros señales metálicas de color amarillo que indican «No construir» y «No excavar» contiguas a los muros de las viviendas, en donde miles de poblanos conviven día con día.
El pasado 31 de octubre ocurrió la explosión en el cruce con la calle Ferrocarril, que provocó el daño de destrucción de decenas de viviendas, 19 heridos y cuatros fallecimientos a la fecha.
La presente nota es la primera parte del reportaje, por lo que te invitamos, estimado lector, a que este lunes 29 estés al pendiente de la continuación de la misma.
