Etiquetado frontal de México, entre los mejores del mundo: Unicef
Con este manual, Cofepris guía para etiquetado en alimentos y bebidas. Foto: Twitter / @ChristianUNICEF
Vital, comprender nuevo etiquetado frontal de alimentos: investigador
Vital, comprender nuevo etiquetado frontal de alimentos: investigador. Foto: Twitter / @ChristianUNICEF

Si se aplicara una encuesta, entre 60 y 70 por ciento de la población consumidora no tendría una idea clara del etiquetado frontal en los empaques de alimentos y bebidas no alcohólicas, que se colocaron para que se traduzca en una mejor salud y baja en índices de obesidad en el país.

Así lo indicó Héctor Ruiz Espinosa, coordinador del Colegio de Ingeniería en Alimentos, de la Facultad de Ingeniería Química de la BUAP, quien recordó que, en 1948, la Asamblea Mundial de la Salud proclamó el 7 de abril como Día Mundial de la Salud, fecha elegida en conmemoración a la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con la necesidad de crear conciencia sobre las enfermedades mortales mundiales y crear hábitos sanos en las personas.

En este panorama de pandemia de Covid-19, mencionó que el cuidado de la salud es imprescindible, por lo que es vital realizar una campaña educativa conjunta por parte del gobierno, la academia y la industria con respecto al nuevo etiquetado frontal de los empaques de alimentos y bebidas no alcohólicas, para que el consumidor lo entienda y se traduzca en una mejor salud, nutrición y la baja en los índices de obesidad en México.

El doctor en Ciencia de los Alimentos señaló que el tema es complejo, e incluso desde la universidad se han realizado discusiones académicas de cómo abordar correctamente dicha modificación a la Norma Oficial Mexicana 051, puesta en marcha desde el año pasado, pero que se implementará en varias etapas: 2020-2023, 2023-2025 y una tercera fase del año 2025 a 2028.

“Lo que se busca es encauzar la nutrición de la población -específicamente hablando de alimentos procesados- hacia alternativas más saludables. Hay que darle tiempo a la norma y generar una estrategia de todos los actores: academia, gobierno, industria y asociaciones médicas, para bajar el índice de obesidad, así como la incidencia de enfermedades degenerativas y asociadas con una mala alimentación”, indicó.

De la misma forma, agregó, si no se hace algo, los costos médicos de tratar el sobrepeso y la obesidad, que se estima prevalece en el 70 por ciento de la población adulta mexicana, son del rango de miles de millones de pesos, lo que impactará negativamente en el sector salud y las finanzas públicas.

Ruiz Espinosa enfatizó que si en este momento se realizara un sondeo entre la población consumidora acerca de qué tanto le entiende al etiquetado frontal y a los sellos que indican que el consumo excesivo del producto es dañino por su alto contenido en calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans o sodio, seguramente entre 60 y 70 por ciento no tendría una idea muy clara.

Como todo, Ruiz Espinosa añadió que la nueva normatividad es perfectible y algunas cosas seguramente se tendrán que ir verificando a través de los años, aunque una estrategia de concientización y educación del consumidor encauzada por el gobierno, el esfuerzo de la industria alimenticia en cambiar sus empaques y reformular sus productos, y la capacitación de los especialistas en las universidades, podrían lograr el cumplimiento del objetivo.

“El éxito de esto va a ser que la gente lo entienda cabalmente. Pese a todo, puede ser la mejor modificación a la Norma Oficial Mexicana, pero si no resulta en una mejora en la alimentación, el objetivo no se va a cumplir”, concluyó.

DM

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