La sucesión de explosiones en iglesias cristianas y hoteles de lujo, ocurridas el pasado domingo en Sri Lanka, dejó una matanza de al menos 290 personas, decenas de ellos extranjeros, y más de 500 heridos; hay 13 probables responsables detenidos.
El gobierno confirmó este lunes las 13 detenciones y apuntó a extremistas religiosos como autores de la matanza, pues seis de los ocho ataques fueron perpetrados por siete terroristas suicidas que se hicieron estallar entre la multitud, pero ningún grupo se ha atribuido la autoría.
El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, reconoció que el jefe de la policía, Pujuth Jayasundara, alertó hace diez días en una nota a altos mandos de la seguridad del Estado que el grupo musulmán radical National Thowheed Jamath planeaba ataques suicidas contra “iglesias importantes así como la Embajada india en Colombo”, pero no quedó claro si se adoptaron precauciones.
Los investigadores intentan aclarar si los sospechosos tienen posibles “vínculos con el extranjero”, afirmó Wickremesinghe en un mensaje en televisión y el ministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, habló poco antes de que serían “extremistas religiosos” sin precisar más.
Atacan tres iglesias y tres hoteles
Las primeras explosiones se registraron a primera hora de la mañana en las iglesias cristianas San Antonio de Colombo, San Sebastián de Negombo y un templo de Batticaloa —dos católicas y una evangélica—, donde centenares de fieles celebraban el Domingo de Pascua. También sufrieron fuertes explosiones tres hoteles de lujo de la capital —Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La— y un hostal.
Horas después se produjo una octava deflagración, en la que murieron tres policías que ejecutaban una redada, y la policía desactivó el domingo una bomba artesanal situada en la vía de acceso a la principal terminal del aeropuerto de Colombo.
El gobierno decretó el toque de queda y bloqueó temporalmente las redes sociales para evitar “noticias falsas”, según alegó.
Treinta y dos extranjeros fallecieron durante los ataques que ocurrieron en Sri Lanka, entre ellos británicos, estadounidenses, turcos, indios, chinos, holandeses, portugueses y tres daneses, quienes eran hijos del hombre más rico de Dinamarca, Anders Holch Povlsen.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
