El expresidente Carlos Salinas de Gortari habría llamado a Mario Aburto Martínez, acusado por el gobierno de asesinar al excandidato Luis Donaldo Colosio Murrieta, para “negociar”, reveló un expediente que también evidencia un proceso amañado.
El documento desclasificado como secreto que tiene Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) da cuenta de declaraciones de los involucrados por la Federación por el homicidio en la colonia Lomas Taurina, Tijuana, del 23 de marzo de 1994, en medio de un mitin político del priista, quien recibió dos disparos: en el estómago y en la cabeza, el que lo mató.
Aunque Aburto Martínez, quien entonces tenía 23 años, ha aceptado que él llevaba el arma que disparó contra Colosio Murrieta, afirma que fue un accidente y no fue su intención dispararle.
Sin embargo, ha negado que lo llamaran el “El Cabellero Águila” y se dijera “enfadoso” de que siempre ganara el PRI, como aseguró su entonces novia, quien luego se desdijo en un careo que tuvieron, indica el informe de MCCI.
También, el expediente relata cómo durante el proceso nueve federales sostuvieron que cuando detuvieron al originario de Michoacán confesó que lo hizo “porque de acuerdo con sus ideas personales quería evitar hechos que pudieron pasar semejantes a los que ocurrieron en Chiapas”.
No obstante, ante las preguntas del abogado del acusado, algunos agentes confesaron que no estuvieron en el momento de magnicidio y aún así los consideraron testigos.
Agente del Cisen con plomo en sus manos
Los escoltas del entonces candidato del PRI, que llevaba la delantera en las encuestas, cambiaron su declaración, pues pese a que Alejandro García Hinojosa declaró que todo pasó muy rápido y que ni siquiera podía precisar en qué mano sostuvo la pistola Aburto Martínez, en el expediente judicial se encontró una afirmación detallada donde se contradice y aseguró ante el juez que el día del mitin se dio cuenta que el acusado tenía la pistola en la mano derecha, describió el tipo de arma con que se hicieron los balazos, y que concretamente el segundo disparo lo hizo con un revólver, como si empatara su versión con la de su jefe, Fernando de la Sota.
También llama la atención que a 15 metros del lugar donde cayó herido el priista fue detenido Jorge Antonio Sánchez Ortega, quien trabajaba en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) de la Secretaría de Gobernación.
En su declaración rendida ante la PGR aseguró que fue asignado por la dependencia para asistir al evento e informar oportunamente sobre el acto político; aseguró que no vio el momento del asesinato de Colosio Murrieta y reconoció que la sangre en su chamarra era del candidato pero que esto ocurrió porque alguien que iba cargando el cuerpo lo manchó en la manga izquierda.
No sólo eso, sino que se consignó que Sánchez Ortega sí tenía plomo en las manos, sin embargo se descartó su participación en el caso.
