El panista Ernesto Cordero Arroyo, y no una mujer, se convirtió en el nuevo presidente del Senado el el último año de la 63 Legislatura, esto, con 77 votos a favor, dos abstenciones, tres para otros candidatos y la ausencia de sus compañeros, quienes sólo acudieron a gritarle “traidor”.
Y es que, hasta las 11:00 horas del jueves, el PRI y el PAN en el Senado acordaron que la presidencia de la cámara alta sería para Adriana Dávila Fernández o Laura Rojas Hernández, ambas del albiazul.
Sin embargo,a decir de Fernando Herrera Ávila, coordinador del PAN, las dos fueron vetadas, de lo que acusó a Cordero Arroyo y a otros cuatro compañeros, por lo que le pidió no aceptar el cargo y respetar el acuerdo de equidad de género; sin embargo, el ex-secretario de Hacienda rindió protesta.
Posteriormente, el panista tomó protesta a los demás integrantes de dicho órgano rector; la mesa directiva quedó conformada por Graciela Ortiz González, del PRI; César Octavio Pedroza Gaitán, del PAN; y David Monreal Ávila, del PT, quienes fueron nombrado vicepresidentes, y por acuerdo del pleno, también se le designó en ese cargo al perredista Luis Sánchez Jiménez.
Como secretarias y secretario se eligieron a las senadoras Itzel Sarahí Ríos de la Mora (PRI); Rosa Adriana Díaz Lizama (PAN); Lorena Cuéllar Cisneros (PT); y al senador Juan Gerardo Flores Ramírez (PVEM).
Fuentes: Forbes y Xeu
