Foto: Jafet Moz
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Falta de aplicación de Atlas de Riesgo ocasionó muertes por Earl: Cupreder. Foto: Jafet Moz

El Cupreder dijo que no hubo una “mayor precipitación pluvial” por la tormenta Earl en la Sierra Norte, sino más ocupación humana y el deterioro natural de la superficie, lo que ocasionó el desastre, por lo que se pudieron evitar las muertes.

Lo anterior, en rueda de prensa, del Centro Universitario Para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) al presentar la “Evaluación preliminar y propuesta universitaria de prevención ante el proceso de desastre en la Sierra Norte, Nororiental y la Negra de Puebla”.

Agregaron que ello es consecuencia de la falta de planeación urbana, carencia de Atlas de Riesgo por región, o si los hay, su falta de aplicación.

Los especialistas encabezados por Aurelio Fernández Fuentes, director del Cupreder, señalaron que las autoridades estatales no están exentas de su responsabilidad, ya que la tragedia sí pudo evitarse, pues Conagua y la Coordinación Nacional de Protección Civil enviaron las respectivas alertas del peligro que representaba la tormenta tropical Earl.

En su informe, precisaron que, tal y como sucedió en 1999 en Teziutlán, “los deslizamientos se agravaron por los cambios de uso en el suelo y la introducción de infraestructura de comunicación que afecta la estabilidad de las laderas”, ya que –en comparación con los 285 mm registrados de lluvia registrados por la estación meteorológica de Huauchinango en 1999–, la precipitación del 6 de agosto fue de 265.5 mm.

Los daños son mayores cada vez, no porque haya más precipitación pluvial, sino porque hay una ocupación humana mal hecha sobre el territorio“, señalaron.

Continuarán lluvias y riesgos

Por ello, recomendaron al gobierno estatal “afine el sistema de alerta temprana”, para que entre en funcionamiento inmediato y se coordine con las poblaciones de las sierras, ya que aún están en riesgo, pues el periodo de lluvias, “sigue en curso y puede acentuarse en intensidad“.

Asimismo, los especialistas urgieron a que se identifique de manera precisa los lugares donde el riesgo relacionado con fenómenos geohidrometeorológicos sea latente, mediante la elaboración de un atlas que se ocupe “especificamente de estos, a la escala de trabajo adecuada para los sistemas socioambientales en la Sierra Norte, Sierra Nororiental y Sierra Negra“.

Con dicha información –indicaron– será posible la corrección de sitios vulnerables, “al menos los más urgentes”, siempre y cuando haya la coordinación adecuada entre quienes tienen el conocimiento científico de la vulnerabilidad física y social, así como de quienes tienen la responsabilidad de realizar la política pública de prevención de riesgos.

Atlas no es “requisito burocrático”

Precisaron que las autoridades deberán coordinar “la realización de una verdadera política de prevención de desastres”, y más tarde hacer un Atlas de Riesgos específico para las amenazas meteorológicas, regional, que incluya a los municipios pero con una visión adaptada a las condiciones naturales y sociales.

“Hay mucho conocimiento de alto nivel, pero fragmentado, otro tanto es generado continuamente: diagnósticos de la fragilidad de suelos y laderas” (…) debe hacerse con calidad, no simplemente por cumplir con un requisito burocrático y ejercer un gasto disponible“, concluyeron.

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