El temor tiene una doble acepción: por una parte, como el sentimiento de rechazo de cosas consideradas peligrosas, o por la otra, como el de presunción o sospecha de que suceda algo contrario a lo que se desea. En ambos casos, se encontraría que el temor vendría referido al futuro, esto es, al recelo de un daño futuro.
Trump pretende manipular mediante el temor provocado por sus amenazas que considera necesarias medidas extremas, en “defensa propia”.
Trump quiere provocar temor, porque tiene temor y con él un grupo de individuos que manifiestan un profundo temor a la creciente democratización en el mundo. Aduce preocupación por su seguridad y para ello amenaza con expandirse territorialmente hacia Canadá y Groenlandia. Entienden que la expansión, la expulsión de migrantes y la construcción de un muro que lo separe de México, es el camino hacia su seguridad.
Y la manifestación reiterada de Trump de “recuperar la grandeza de los Estados Unidos” revela el profundo temor a seguir sufriendo derrotas morales a lo largo del mundo debido a su afán de doblegar a los “otros” por medio de la violencia. Se trata de establecer el predominio de sus intereses por sobre las bases de la violencia, el dolor y el derramamiento de sangre”.
Profundo temor revela el proyecto de alejar o eliminar a quienes no se parecen a ellos.
Debajo de ese temor está el marco teológico y retórico falso del “destino manifiesto”, de que la misión de los Estados Unidos era redimir al mundo difundiendo sus ideales y estilo de vida. Los problemas internos no resueltos han hecho que la utopía se haya trastocado en la distopía de una sociedad que ha perdido la fe en su propia cultura y que, por lo tanto, ha perdido su identidad y unidad.
La política de Trump esta fincada no en la persuasión, el argumento y el debate razonado sino en la imposición y la violencia. La democracia es el principal enemigo de Trump y lo que representa, eso se revela al rechazar todo lo que suene diferente a su propia voz. Trump quiere que, mediante sus gesticulaciones y amenazas, las poblaciones se acurruquen bajo el paraguas de la discriminación y la violencia.
Y son las gesticulaciones y expresiones de Trump una clara muestra del profundo temor al presente y a la creciente democratización del mundo. Trump es fiel representante de quienes viven con el temor a perder sus privilegios.
Esos temores no son y no debemos hacerlos nuestros.
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