Citlalli Hernández Mora, próxima titular de la Secretaría de las Mujeres, llamó a los gobiernos federales, estatales y municipales, sociedad civil e iniciativa privada, a sumarse a la construcción de una política de cuidados en el país.

Durante la clausura del Encuentro Nacional “El Futuro de los Cuidados en México”, Hernández Mora firmó el Decálogo para una Política de Cuidados en México, organizado por la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS). Este decálogo, adelantó, formará parte de un Parlamento Abierto. En este ejercicio, precisó, se promoverá una discusión pública y social sobre “la sociedad de cuidados que debemos de construir desde todos los ámbitos”.

Hernández Mora explicó que esta política de cuidados debe encaminarse a consolidar a largo plazo no solo un sistema, sino una sociedad de los cuidados. Reconoció que este objetivo no podrá alcanzarse en solo seis años, pero aseguró que en el presente sexenio “se iniciará con su instalación”.

Para ello, la próxima secretaria de las Mujeres, reiteró que se necesita de “tiempo, presupuesto, infraestructura y convocar a todos los sectores sociales”. Como ejemplo, resaltó que los grandes polos de desarrollo deben tener una perspectiva de cuidados desde sus instalaciones, hasta los territorios donde tendrán impacto.

Conferencia Interamericana de Seguridad Social

Álvaro Velarca Hernández, secretario general de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), sostuvo que “nos conviene a todos crear sociedades que sean más justas, que no discriminen”. En ese sentido, invitó a los participantes a desarrollar sistemas de cuidado, ya que todos lo requerimos en algún momento de nuestras vidas.

Durante la clausura del Encuentro, Lourdes Jiménez Brito, investigadora de la CISS, presentó 10 puntos que se construyeron colectivamente durante las dos jornadas de diálogo. Estas contienen los aspectos necesarios para construir una política de cuidados para México.

Decálogo para una política de cuidados en México

  1. Promover un enfoque de género e interseccional, acompañado de medidas específicas para no reproducir la división sexual del trabajo de cuidados, las condiciones de desventaja y reducir las desigualdades que produce la sobrecarga de cuidados, con la finalidad de impulsar la igualdad de oportunidades y la movilidad social de las personas que proveen y reciben cuidados.
  2. Contar con perspectiva de derechos humanos a través de marcos normativos donde se garanticen las condiciones para el ejercicio efectivo del derecho al cuidado en su triple dimensión recibir cuidados, brindar cuidados y el autocuidado, materializando la corresponsabilidad social y de género mediante medidas de articulación interinstitucional concretas y específicas entre los actores del diamante de cuidados orientadas a desfamiliarizar y desfeminizar el cuidado.
  3. Fomentar la interdependencia y autonomía durante todo el ciclo de vida de las personas, entendiendo que todas requieren cuidados y apoyos a lo largo de la vida y que todas puedan cuidar, si así lo deciden; al mismo tiempo que promueva la autonomía de las personas para evitar la dependencia de quienes las cuidan. Si bien una política nacional de cuidados puede determinar poblaciones objetivos y priorizar inicialmente algunas, su cobertura debe ser progresiva y universal.
  4. Mantener el enfoque de las 5 R’s para diseñar medidas para reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados, al mismo tiempo que lo remunera y garantiza la adecuada representación de las necesidades, perspectivas y preferencias de las personas que proveen y reciben cuidados en todas las etapas de la política pública.
  5. Crear, articular y diversificar servicios públicos de cuidados; con la finalidad de fortalecer alternativas de sus modalidades, tales como servicios domiciliarios para ciertos grupos como personas con discapacidad o personas mayores.
  6. Establecer condiciones dignas para la provisión de cuidados: acceso a prestaciones de seguridad social y garantizar condiciones laborales dignas tanto para las personas que cuidan en forma remunerada, como las que lo hacen de manera no remunerada.
  7. Destinar inversiones a través de financiamiento progresivo, gasto social y estrategias fiscales justas, utilizando un enfoque basado en derechos humanos, género y de cuidados.
  8. Desarrollar estrategias y mecanismos de participación activa, consulta, socialización e información permanente con todos los sectores, especialmente con la sociedad civil y las personas que proveen y reciben cuidados.
  9. Generar información estadística, así como un sistema de monitoreo y evaluación, para profundizar el estudio de la economía del cuidado e incorporar la información a las estrategias de desarrollo económico y social para la toma de decisiones, esto para que las medidas que se diseñen sean basadas en evidencia.
  10. Reconocer los cuidados comunitarios y colectivos, buscando el bienestar de las personas, los territorios, los recursos naturales y los saberes desde la colectividad, asegurando la adecuación cultural de las acciones y políticas de cuidados.

Este decálogo lo firmó la Alianza Global por los Cuidados, el Instituto Nacional de las Mujeres, la Conferencia Interamericana de Seguridad Social y Oxfam México. Además, la Fundación Friedrich Ebert, la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional, ONU Mujeres, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias y la Organización Internacional del Trabajo. Lo firmó la Coalición por el Derecho al Cuidado Digno y al Tiempo Propio de las Mujeres, Cuidados en América Latina y el Caribe y la Cooperación Española.