Este año está marcado por la posibilidad de que, en México, quien ocupe la presidencia del país sea una mujer; sin embargo, en la precampaña han resaltado las críticas hacía diversas mujeres que, lejos de analizar su desempeño o proyecto político, descalifican con base en estereotipos de género.
Durante los últimos meses de 2023 y principios de este año, se han presentado críticas y acusaciones contra precandidatas, senadoras, diputadas y servidoras públicas centradas en el papel que se espera de ellas de acuerdo con los roles tradicionales de género: su aspecto físico, sus relaciones interpersonales, la sumisión o dependencia a figuras masculinas cercanas y presuponen su incapacidad, por el solo hecho de ser mujeres.
“Hay cientos de mujeres profesionales que brillan con sus propias carreras y logros y sin ‘padrinos’ ni ‘madrinas’. Aceptarlo sería significativo para la comunidad científica porque ponemos alto el nombre de México”, expresó Beatriz Gutiérrez Müller, el pasado 11 de enero, luego de expresar su descontentó ante las constantes desestimaciones de su trayectoria académica por ser esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Respecto a la reciente acusación de haber obtenido el nivel II en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) por su relación con el presidente, Gutiérrez Müller destacó que está orgullosa de formar parte de la comunidad científica nacional e internacional, sin embargo, “en mi propio país no es posible una desvinculación de Beatriz Gutiérrez de sus relaciones conyugales”, lamentó.
Mujer, no es sinónimo de incapacidad y dependencia
La propia precandidata presidencial por Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, ha sido vulnerada por su adversaria, Xóchitl Gálvez Ruiz, asesorada por el coordinador de precampaña, Maximiliano Cortázar Lara, al centrar su crítica en el aspecto físico de Sheinbaum y en señalar que el presidente López Obrador es quien toma las decisiones de la coordinadora nacional en defensa de la transformación.
Estos señalamientos, replicados por militantes y simpatizantes del PAN, PRI y PRD y similares a la “guerra sucia” en contra de López Obrador en 2012 y 2018 que también dirigió Cortázar, asumen la incapacidad de Sheinbaum Pardo para tomar las decisiones y dirigir la coordinación de su campaña de manera autónoma de las figuras masculinas que, al igual que ella, son líderes del movimiento de la Cuarta Transformación.
Violencia política de género
Similares a este caso, han resaltado la acusación misógina emitida por parte de la periodista Denisse Dresser en contra la diputada Andrea Chávez Treviño. Por “la emisión de expresiones estereotipadas”, el pasado 16 de noviembre, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf), multó a la periodista y obligó a hacer pública su disculpa por cometer “violencia política de género”.
En un caso similar, el pasado 25 de noviembre, Mariana Rodríguez Cantú, fue calificada por el expresidente Vicente Fox Quesada como una “dama de compañía” por ser esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda. Mientras que el empresario Ricardo Salinas Pliego no cesa sus constantes comentarios ofensivos contra Citlalli Hernández, secretaría general de Morena.
Sin embargo, tanto en los casos aquí descritos, como en la mayoría de las violaciones a los derechos y dignidad de las personas que pertenecen a comunidades históricamente vulneradas, la ciudadanía e instituciones han rechazado las expresiones misóginas, machistas, homofobias, clasistas o racistas realizadas. Además, ha resaltado el llamado ciudadano a construir unas elecciones libres, pacíficas y transparentes en este 2024.
