El proyecto “Cazadores de Imágenes” que se imparte en el espacio de lectura “Callejón del Gañán”, tiene como objetivo buscar que desde las infancias no solo aprendan a retratar, sino que vean su entorno, lo comprendan y se sientan parte de él.
Así lo expresó Héctor David Jiménez Vázquez, responsable del espacio, quien destacó que la importancia de la fotografía en los niños es para reivindicar la libertad de expresión, pues “en cada fotografía, va la mirada de los niños”.
En entrevista con Ángulo 7, Jiménez Vázquez, en el marco del día de la fotografía que se celebra cada 19 de agosto, refirió que este proyecto surgió en 2022, cuando Cristina Laina Romo, fotógrafa española, impartió curso en el “Consejo Puebla de Lectura”, para enseñar a los niños este tipo de arte.
Refirió que el proyecto se lo plantearon a la fotógrafa y tal fue su interés, que esta donó 10 cámaras compactas para que los niños puedan aprender. En ese sentido, optó por llevarlo a la práctica en el barrio de Xonaca, lugar donde está instalado el callejón.
En ese orden de ideas, Karla Flores, quién entró como practicante y ahorita es voluntaria en el espacio, comentó que una de la finalidad de esta actividad es que los niños reconozcan el lugar donde viven y conozcan las dinámicas que hay dentro de ella.
“Otro de los objetivos también es romper con la forma en cómo se enseña la fotografía en los salones, sino que se vuelva una cuestión experimental-lúdica. Para ello, buscamos hacer recorridos, donde ellos vean su entorno y puedan retratarlo.”
Cazadores de Imágenes: la importancia de la fotografía
Héctor y Karla coincidieron en que además de ser un gusto que ellos tienen, el enseñar a fotografía a los pequeños es porque es un elemento indispensable, “todos tiene una fotografía en su casa”, refirieron.
“La fotografía es muy importante porque ahí nos reflejamos, vamos viendo los cambios en nosotros y en nuestros entornos. Es más, podemos conocer a nuestra familia a través de la fotografía. Más allá de que sea una fotografía familiar, se trata de que los niños puedan hacer una fotografía social o de crítica, desde su mirada”.
En ese orden de ideas, Karla hizo hincapié en que sirve también para que los niños puedan identificar sus gustos, pero, sobre todo, que ellos se puedan ver reflejados en lo que sucede en su entorno.
Explicó que en las sesiones se buscan abordar lo teórico y poner de ejemplo a quienes ya realizaron fotografía. “Tratamos de que sean sesiones de media hora de teoría y de que conozcan algunas referencias, para posteriormente realizar los recorridos”.
También se busca que los niños tengan la libertad de recorrer la ciudad, pues es algo que actualmente no se puede. Todos vamos acompañados, formando un grupo sin que se pierdan los intereses de cada uno.
Expuso que los recorridos tienen una planificación de tal manera que los niños tengan claro el camino de su casa a otro punto. Dijo que ya visitaron la zona de Los Fuerte de Loreto y Guadalupe, al Mercado de Xonaca; además de que fotografiaron a los “huehues”.
Algo que también destacó que, como parte de este involucramiento con la comunidad, los recorridos también incluyen entrevistar a gente que realice algunos oficios y, por ende, fotografiarlos.
Inseguridad, una limitante
Por su parte, Héctor David, también manifestó que algo que en algunas ocasiones dificulta el que los niños se sientan parte del barrio es la inseguridad. Señaló que es una generalidad, y no algo exclusivo del barrio, sin embargo, no permite que los niños puedan desarrollar más sus inquietudes.
Las casas todo el tiempo están cerradas, no puedes mirar hacia dentro, ni la gente tampoco sale. Están todos ensimismados y cada quien en sus hogares.
La manera de avanzar en ello, agregó, ha sido por medio de los recorridos y las entrevistas, “sólo así nos abrieron las puertas de sus casas y los niños pudieron entrar a fotografiar perritos, plantas, lo que les gusta, (…) nos permitió conectar con personas que no conocíamos”, finalizó.
En la entrevista estuvieron presentes tres de los siete niños que forman parte de este taller: Aaron de 11 años, Emanuel de 10 años y Arturo de 8 años. A los tres les gusta mucho la fotografía.
Sólo Arturo, quién tiene una discapacidad, quiso platicar con nosotros. Él va en tercero de primaria y lo que su ojo logro captar ha sido fotografía de su madre. De acuerdo a Héctor y Karla, tiene mucho entusiasmo y sus fotografías siempre tienen un toque muy especial.