Con una evidente falta de sensibilidad política, sin un carisma mediático e ignorando todas las repercusiones políticas que contiene el cargo de ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña Hernández quedó atascada en un pantano de intereses que le restó credibilidad institucional, sea cual sea el resultado del caso Zaldívar que ella misma prohijó.

La confrontación de la ministra Piña Hernández partió de un hecho inobjetable de real politik: la configuración del sistema/régimen/Estado/Constitución presidencialista y de perfil eminentemente priísta, en tanto que ninguna de las reformas políticas o de poder ha logrado o ha querido modificar esa configuración piramidal.

La ministra Piña Hernández llegó a la presidencia de la Corte con la intención de construir un poder autónomo como dice la Constitución, pero sin reformas de procedimiento ni de dependencia de otros poderes. La designación presidencial de última instancia de Lenia Batres Guadarrama como ministra de la Corte exhibió que no se puede jugar a la modernización democrática de instituciones políticas dentro del funcionamiento de un régimen priísta de poderes piramidales.

Sea cual sea el desenlace del caso Zaldívar, la ministra presidenta Piña Hernández quedará profundamente debilitada hacia el interior de la Corte, hacia dentro de la estructura del Poder Judicial y frente a la opinión política del país porque abrió una lawfare o guerra judicial que tuvo de manera total articulaciones dentro de la campaña presidencial en declinación de la candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz y con intenciones de afectar a la campaña de la candidata oficial Claudia Sheinbaum Pardo por el papel público que Zaldívar ya estaba jugando en el equipo de Morena.

En cualquier desenlace del caso Zaldívar, pues, la ministra presidenta Piña Hernández quedará muy debilitada y sin calidad política para seguir encabezando al Poder Judicial en ninguno de los dos casos: si las elecciones las gana Sheinbaum y de inmediato impone por ley un nuevo ministro para tener un bloque de contención de cuatro togados o si la candidata opositora Gálvez Ruiz se alza con la victoria, la Corte había quedado lastimada con gravedad por haber sido involucrada por la ministra Piña Hernández en los jaloneos de grupos de poder de la campaña presidencial.

Las actividades de un año y meses de Piña Hernández como ministra presidenta de la Corte causó estragos al interior del Poder Judicial, profundizó la división de funcionarios por la importante corriente de aliados de Zaldívar, perdió la batalla por los fideicomisos judiciales, ha mantenido la violación constitucional de salarios por encima de los que marca la ley, ha dejado claro favorecer las acciones de inconstitucionalidad que afectan a decisiones de Morena y el presidente de la República, ha frenado la reforma del Poder Judicial para no romper los equilibrios internos y ha abierto una lucha de poderes contra el Ejecutivo de López Obrador y por el contenido político del caso Zaldívar también contra la posible presidenta Sheinbaum.

En este contexto, la ministra Piña Hernández ha abierto un debate dentro del Poder Judicial sobre su viabilidad de terminar su periodo de presidenta de la Corte hasta el 31 de diciembre de 2026, con la circunstancia en contra de que en el tiempo que le falta de su gestión la próxima presidenta de la República tendrá el ejecutivo federal la facultad de nombrar a dos nuevos ministros de la Corte, un hecho que tiene una lectura adversa para ella si las elecciones presidenciales las gana la morenista Sheinbaum Pardo.

La ministra Piña Hernández fue muy ingenua y no supo darle una lectura estratégica al sistema/régimen/Estado/Constitución que sigue funcionando con resortes y balances de poder al estilo del viejo modelo priista, aunque ella supuso que México había transitado a un modelo idílico de democracia con respeto de poderes.

La batalla más importante en torno al caso Zaldívar fue perdida por la ministra presidenta Piña Hernández: la percepción mediática y política de que fue una decisión de carácter electoral para beneficiar a la candidata opositora en desventaja Gálvez Ruiz y para afectar la posición adelantada de la candidata oficial Sheinbaum Pardo. Lo de menos será que existan otras razones, pero una lectura mediática lleva a esa conclusión: la ministra Piña Hernández le hizo el juego político a la opositora Gálvez Ruiz.

Como están las cosas, desde que Piña Hernández abrió la caja de Pandora de Zaldívar, la Corte entró en un conflicto político interno/externo que solo se aliviará si la ministra presidenta adelanta su retiro.

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Política para dummies: La política no es lo que es, aunque al final siempre es lo que es.

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Periodista desde 1972, Mtro. en Ciencias Políticas (BUAP), autor de la columna “Indicador Político” desde 1990. Director de la Revista Indicador Político. Ha sido profesor universitario y coordinador...