Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la Cámara de Diputados de 500 diputados 241 fueron mujeres (48 por ciento); en el Senado, de 128 senadores, 63 eran mujeres (49 por ciento). Al inicio del sexenio de Claudia Sheinbaum Pardo la distribución de género mantuvo su equilibrio en el Congreso; 251 diputadas (50 por ciento) y 65 senadoras (50.8 por ciento).

Fue durante la segunda década del siglo XX, que se inició la creación de un nuevo orden político, lo que propicio un terreno fértil para la propagación y fundamentación de ideas que buscan un cambio en el papel político-social de la mujer. En 1916. Salvador Alvarado, gobernador militar constitucionalista de Yucatán organizó dos Congresos Feministas en el estado, con la participación de setecientas mujeres en el primero y doscientas cincuenta en el segundo. Se busca extender la educación de las mujeres, fomentar su participación en empleos adecuados Ambos congresos tenían como objetivo obtener consenso para las reformas gubernamentales.

Durante la segunda y cuarta décadas sobresalieron cuatro mujeres:  Hermila Galindo de ideología liberal (1916 y 1918), Elvia Carrillo Puerto de principios socialistas (1926) Refugio García y Soledad Orozco militantes comunistas (1937). Hermila Galindo presenta en 1916 la demanda del sufragio femenino ante el Congreso Constituyente. Aunque sus argumentos no son debatidos, marca un hito importante en la lucha por los derechos políticos de las mujeres. Sin embargo, en la Constitución de 1917 se incluyeron demandas laborales para la igualdad salarial, sin distinción de sexo, y de protección a la maternidad de las trabajadoras, pero mantuvo el voto reservado para los hombres. En ese mismo año, el gobierno revolucionario promulgó la Ley de Relaciones Familiares, otorgando a hombres y mujeres una influencia más equitativa en el ámbito familiar y ampliando los derechos de las mujeres como esposas y madres.

En el año de 1918 Hermila Galindo se postula como candidata a una diputación en Ciudad de México. Aunque obtiene la mayoría de los votos, el Colegio Electoral no reconoció su triunfo,

En la segunda década del XX Yucatán vuelve a ponerse a la vanguardia al otorga derechos políticos a las mujeres, permitiendo su participación en elecciones locales y ocupando cargos públicos. En este periodo mujeres del Partido Socialista del Sureste ocupar diputaciones locales y cargos en el Ayuntamiento de Mérida. El ejemplo de Yucatán tiene efectos en San Luis Potosí y Chiapas que también otorgan derechos políticos a las mujeres, con la condición de que sepan leer y escribir. Este avance es significativo en la inclusión de las mujeres en la vida política. Dos fueron los congresos que incidieron en la política a favor de las mujeres. En 1923 tuvo lugar el Primer Congreso Feminista de la Liga Panamericana de Mujeres y en 1925 se llevó a cabo el Congreso de la Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas.

En el año de 1926: Elvia Carrillo Puerto se postula como candidata a diputada en San Luis Potosí. Aunque gana las elecciones, al igual que Hermila Galindo, el Colegio Electoral no reconoce su triunfo, Dos años después en 1928 se incorpora al Código Civil la Ley de Relaciones Familiares de 1917

Durante la campaña presidencial de José Vasconcelos en 1929 se realiza una movilización de mujeres en apoyo de su campaña presidencial. Mientras el Partido Nacional Revolucionario adopta la participación política de las mujeres, pues se había convertido en un asunto que interesaba a los partidos políticos.

De 1931 a 1934, se realizan tres Congresos Nacionales de Obreras y Campesinas. En 1934 también se lleva a cabo el Congreso sobre Prostitución. Guanajuato da en 1934 el reconocimiento al derecho de las mujeres a votar y ser votadas en elecciones municipales y estatales. En 1935: Se funda el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer (Fupfdm), aglutinando a más de cincuenta mil mujeres de cerca de ochocientas organizaciones. Se convierte en un importante motor de la lucha por los derechos políticos y sociales de las mujeres en México. Puebla da en 1936 reconocimiento al derecho de las mujeres a votar y ser votadas en elecciones municipales y estatales, y el PNR aceptó la participación de mujeres en sus plebiscitos internos.

En el año de 1937 Refugio García y Soledad Orozco postulan sus candidaturas a diputadas. Aunque aseguran obtener mayoría de votos, no logran representación en el Congreso sin embargo la campaña aumenta la conciencia ciudadana sobre el derecho de las mujeres al sufragio.

Las condiciones estaban dadas para que en 1947 se reforma la Constitución para permitir la participación de las mujeres como electoras y candidatas en elecciones municipales. Aunque limitado, este avance sienta precedentes importantes para las futuras reformas. Seis años después en 1953 se reconoce el pleno derecho al sufragio femenino, con su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Las mujeres mexicanas pueden votar y ser candidatas en todas las elecciones, culminando décadas de lucha y abriendo un nuevo capítulo en la participación política femenina.

Lectura recomendada: Gabriela Cano, “Revolución, feminismo y ciudadanía en México, 1915-1940” en Historia de las mujeres, tomo 5: El siglo XX. Bajo la dirección de Françoise Thébaud

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