Dos intereses ciñen esta reflexión filosófica: 1) la lógica de la política y específicamente a la lógica del arrollador triunfo del Movimiento de Reconstrucción Nacional y, al mismo tiempo, la contundente derrota de su contraparte, en las elecciones del 2 de junio de 2024 en México y 2) saber más sobre la política y los políticos que se ensucian los zapatos y la ropa (no las manos y conciencia) y que disfrutan la política como un estilo de vida.

Esta comunicación es una brevísima parte de un libro que tengo planeado terminar pronto. Por el momento diré que me he apoyado en las reflexiones que han hecho, por un lado, Andrés Manuel López Obrador en las “Mañaneras”, durante más de cinco años, y por el otro, en las expuestas por Henri Poincaré en Ciencia y método, un libro relacionado con la metodología científica.

En el libro por venir expondré a qué costo, y a partir de qué tipo de esfuerzos e incluso peligros, los políticos toman decisiones que cuestan, o victorias contundentes (Sigamos Haciendo Historia) o desastrosas derrotas (Fuerza y Corazón por México, gobiernos extranjeros, agencias norteamericanas, empresarios, medios de comunicación, periodistas, etc.). ¿La política es realmente una cuestión de método? Sí, porque su historia nos enseña qué tipo de precauciones deben ceñir cualquier operación política seria, y cuánto tiempo y apuro están involucrados en la conquista o pérdida de un único voto (o de millones como sucedió en las elecciones mencionadas).

Las mañaneras nos ofrece un magnífico ejemplo de experimentos en la política y a su vez hace surgir descomunales problemas. No podemos siquiera soñar con aplicar un método de manera mecánica ya que son muchas las variables individuales que intervienen en el fenómeno colectivo de la política. Sin embargo, si observamos cuidadosamente podríamos hacer analogías y cálculos si lo que nos interesa son los resultados obtenidos ya sea en la victoria o en la derrota. La política, por ejemplo, podemos verla como una colección de acciones y actividades cuyos efectos podrían parecer, a primera vista, caprichosos. Pero, ¿no podría esta colección ser comparada con aquellas cuyas propiedades hemos aprendido al aplicar la noción de acción racional colectiva, por ejemplo, en las escuelas? Así, el método escolar viene a ayudar indirectamente a la política. No por nada el líder de Morena repite que las mañaneras son eventos pedagógico-didácticos.

En compañía de la lógica los procesos de enseñanza-aprendizaje pueden ser reducidos a ciertas generalidades que pueden aplicarse, usualmente, para todas las acciones. Por ejemplo, no hay una diferencia apreciable entre el mecanismo del descubrimiento matemático y el mecanismo del descubrimiento en la vida cotidiana. En todos los procesos se usan la lógica, las matemáticas, las metáforas y el paradigma indicial, entre otros recursos más específicos. De esta manera con estos recursos podemos tratar infinidad de asuntos; son herramientas que junto con los conceptos pertinentes nos permiten construir proposiciones y argumentos. No obstante, lo anterior, una reflexión nos mostrará la importancia de las contradicciones (triunfo-derrota) como fuentes del preguntar.

Las cuestiones concernientes a los métodos de instrucción son importantes, primero, por cuenta propia, y segundo, porque uno no puede reflexionar sobre el mejor método para inculcar nuevas nociones en cerebros vírgenes sin, al mismo tiempo, reflexionar sobre la manera en que estas nociones han sido adquiridas por nuestros predecesores, y consecuentemente, sobre su verdadero origen, esto es, sobre su verdadera naturaleza.

Si el método es importante en la política entonces la observación y el experimento son notables. La observación y la experimentación a partir de esas observaciones son valiosos, pero como el político no tiene un tiempo infinito a su disposición y carece de tiempo para observarlo todo (más que nada para observar cuidadosamente)-, se ve forzado a seleccionar. Así las cosas, la primera cuestión, es saber cómo hacer esta selección.

Entenderemos esto mejor si observamos al político trabajar, y para empezar, debemos tener algún conocimiento sobre el mecanismo psicológico del descubrimiento, y especialmente sobre como el político descubre lo que puede mover las intenciones individuales para convertirlas en colectivas.

Como en todos los conocimientos dependientes de la observación, y la política es uno de ellos, el político debe tener en cuenta los errores debidos a las imperfecciones de sus sentidos y de sus instrumentos tal y como Platón nos lo ha advertido. Afortunadamente, podemos admitir que, bajo ciertas condiciones, existe una compensación parcial de estos errores, de tal suerte que en los promedios desaparecen. Esta compensación obedece a la casualidad, pero ¿qué es la casualidad? Es una noción difícil de justificar, e incluso de definir, y aún con todo eso, lo que se ha dicho acerca de los errores de observación muestra que cualquier conocimiento no puede progresar sin ella. Resulta necesario, por tanto, ofrecer una definición de esta noción, tan indispensable y tan evasiva a la vez. Eso haremos en una próxima reflexión.

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