Bajo el principio de la soberanía del pueblo y la intención de construir una república ha surgido en México y para el mundo, una nueva narrativa fundadora llamada Cuarta Trasformación. El Creador, el Héroe civilizador y Transformador son un uno y único personaje: el Pueblo. El Pueblo es el centro de ciclos narrativos que son a la vez cosmología e historias de la filosofía, ciencia y derecho.
Los resultados político electorales en México en 2018 y 2024 nos dan indicios de que se trata de un cambio profundo de la civilización, de una transición del reino del esfuerzo obligatorio hacia otro dónde predominan los derechos fundamentales de cada uno al bienestar inmediato. La inversión del sentido no se operó de un día para otro. Quienes enarbolan el Mal en la figura del comunismo o de la venezuelización presentan un enemigo más ridículo que aterrador. El miedo de estos promotores es en realidad un miedo a la creciente democratización en el mundo. Los combates ideológicos titánicos entre el bien y el mal han cedido definitivamente su lugar a múltiples luchas restringidas: a la discriminación, el clasismo, el racismo, la violencia y la corrupción.
El mito fundacional
El mito fundacional de la Cuarta Trasformación -mito etiológico (en griego aition). Explica tres cosas:
1) los orígenes de un ritual: el grito del 15 de septiembre;
2) la etnogénesis de una nación presentada como una genealogía con un padre fundador (Hidalgo) y, por tanto, de una nación (natio, ‘nacimiento’): México;
3) los orígenes espirituales de una creencia, filosofía, disciplina o idea – presentados como una narración: el humanismo mexicano
Un principio fundamental de la Cuarta Trasformación es la relación entre el Pueblo Soberano y el pueblo histórico. Ambos conjuntados en el artículo 39 de la vigente Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.”
El mito fundacional de la Cuarta Trasformación tiene la peculiaridad de estar ligado a la humanidad toda y a ningún grupo local prominente ni localidad específica. El rito vinculado a esta pretensión es universal el 15 de septiembre. Tanto mito como rito tienen un fondo laico, esto es, de racionalidad crítica vinculada a la promoción de los derechos humanos individuales y sociales.
El mito fundacional de la Cuarta Trasformación encarna una justificación para el derrocamiento de todo orden basado en la violencia, la discriminación, el clasismo y el racismo. Valoriza las prácticas comunitarias. Es una narrativa simbólica de “importancia colectiva” enriquecida con metáforas para dar cuenta de las cronologías tradicionales, y construyendo una etiología plausible para el pueblo. El mito de la Cuarta Trasformación el pasado tiene profundas raíces en el tiempo histórico y está vinculado por un árbol genealógico de trasformaciones vinculadas a valores y virtudes personales y civiles.
Finalmente, la narración de la Cuarta Trasformación manifiesta la creciente confianza en sí misma de la población mundial. Confianza en la fraternidad universal. El héroe más grande de esta narrativa es el Pueblo sin distingos de ninguna especie.
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