Una de las principales tareas en la construcción de una posible teoría sobre la universidad sería un análisis minucioso y completo de su historia en relación a los elementos, construcción y composición, abarcando diversas épocas y diferentes pueblos. Dicho estudio se debería hacer en el marco de tres cuestiones:
1) el procedimiento, el análisis, limita con el campo de la filosofía y las ciencias «positivas». Esto marca los amplios campos de los saberes y conocimientos humanos;
2) el ritmo que atienda a la naturaleza del desarrollo, limita con el campo filosófico;
3) la necesidad de un cierto desarrollo (probablemente irregular u ondulante, pero que en la historia de la universidad sigue una línea) que plantea la posibilidad de formular leyes con respecto al desarrollo humano en general.
El análisis en el campo de la filosofía y las ciencias tiene que ver con la expectativa de tratar todo aquello de lo cual es razonable esperar que exista un sistema conceptual que dé cuenta del orden -real o supuesto- invariante del universo. Esto abarca todas las formas de orden como las creadas por los seres humanos: ley, religión, economía, sociedad, literatura y arte.
Notemos de paso que el redescubrimiento de olvidadas nociones correspondientes a las primeras épocas de los saberes y conocimientos sólo se puede llevar a cabo mediante un arduo trabajo que deje de lado el temor a la “descomposición” o “muerte” o “superación” de sistemas conceptuales, si las enseñanzas “«superadas» yacen en las obras vivas tan profundamente que sólo con gran esfuerzo se las puede sacar a la luz, sus efectos no serán “perjudiciales” salvo para quien esté dominado por el miedo y la ignorancia.
Las investigaciones que sirvan de base a la nueva ciencia sobre la universidad tendrían dos metas y responderían a tres tipos de requerimientos: a) los requerimientos de la ciencia en general, que nacen del impulso de conocer, desligado de necesidades prácticas: la ciencia “pura”, b) requerimientos con respecto al equilibrio de las fuerzas creadoras, que se pueden clasificar como intuición y cálculo; son las llamadas ciencias “prácticas” y c) el requerimiento de posibilitar la especulación filosófica.
Todas las investigaciones se deben realizar con espíritu verdaderamente sistemático, según esquemas claros aún en aquellos casos que se presenten como un nebuloso laberinto cuyo desarrollo posterior es imposible prever.
La primera pregunta oscura se refiere, naturalmente, a los elementos relacionados con las investigaciones y enseñanzas, que son el material de construcción de cada disciplina y variarán por lo tanto según cada campo de saber y conocimiento.
Muchas son las tareas que deben realizarse en la construcción de una teoría sobre la universidad y lo peor que podemos hacer es no iniciarlas.
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