La candidata oficial Claudia Sheinbaum Pardo la tuvo muy fácil en los últimos ocho meses de tiempos preelectorales porque la candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz se la pasó atacando al presidente López Obrador. Todas las encuestas y prácticamente todos los analistas críticos registraron el hecho más importante de los meses pasados: la tendencia de los votos no se movió y siguió colocando –aún en los sondeos de empresas afines a la oposición– a la candidata oficial con una cómoda ventaja.

La víspera del cierre de los tiempos preelectorales y la inminencia del inicio formal de la campaña de 90 días hoy 1 de marzo, la candidata Sheinbaum sorprendió con dos declaraciones que se perdieron en la inmensidad mediática: que López Obrador iba a ser presidente hasta el último día de su mandato y que ella sería la titular del Poder Ejecutivo Federa a partir del 1 de octubre.

Algunos perspicaces analistas comenzaron a revisar los expedientes de las sucesiones presidenciales con las candidaturas de De la Madrid, Salinas y Colosio y la forma en que la continuidad o continuismo o transexenalidad se convirtió en un problema dentro del bloque oficial, pero en el entendido circunstancial de que siempre llega el momento en que en la realidad o en el entendimiento el candidato oficial tiene que desprenderse públicamente del presidente saliente que lo colocó en esa posición para evitar que los señalamientos de continuismo en modo eliascallista pudieran convertirse en tema electoral, con alguna influencia en la modificación de las tendencias electorales.

Todo presidente saliente arriba con enorme fuerza personal al momento en que tiene que seleccionar a su sucesor y siempre suele mirar con desdén a los potenciales precandidatos de su partido, y ahí, en ese momento, es donde se localiza el instante de crisis personal del mandatario en extinción.

Por entendimiento coyuntural o por necesidad personal del sucesor, todos los precandidatos encuentran el principal obstáculo político en el papel que jugará el presidente saliente en el siguiente sexenio. Fue ya sabida la historia de que Manuel Camacho Solís como precandidato presidencial había anotado en su lista del acuerdo esencial con el presidente Salinas justamente el compromiso de encontrarle un nicho histórico activo a Salinas como expresidente. Y Cárdenas asumió conductas de sumisión frente al poder de Elías Calles como jefe máximo de la Revolución.

En este contexto, el único problema que tiene ante sí la candidata oficial Sheinbaum es el trato que tendrá que darle a López Obrador como líder del proyecto de continuidad de la 4-T, como presidente en ejercicio de un poder inconmensurable para inducir en el proceso electoral y como expresidente que ha puesto como única condición el proyecto transexenal de la 4-T que sólo él entiende, que sólo él encabeza, que sólo él puede garantizar su vigencia por otros seis años y que sólo tiene en agenda en la sucesión presidencial del 2030.

Por lo pronto y para explicar un poco algunas de las razones que colocan a Sheinbaum en posición ganadora y que tiene desquiciado al exconsejero electoral Ciro Murayama Rendón, la lógica política explica los ciclos bisexenales en la historia moderna de México; es decir, que la fuerza política de los presidentes y sus proyectos cuando menos garantizan una extensión de dos periodos seguidos: Obregón con Elías Calles, Elías Calles con Abelardo Rodríguez, Cárdenas-Ávila Camacho, López Mateos-Díaz Ordaz, Echeverría-López Portillo, De la Madrid-Salinas, Salinas-Colosio, Fox-Calderón y ahora López Obrador-Sheinbaum.

El proceso de sucesión presidencial de López Obrador siempre estuvo cantado a favor de Sheinbaum, pero la oposición partidista, elitista y empresarial se obsesionó con López Obrador y lo convirtió en el principal adversario, pero sin entender que aun siendo pieza clave de la continuidad de proyecto y grupo político, López Obrador no estaría en la boleta del 2 de junio de este año. Este hecho es el más importante que explica el fracaso de la estrategia de conflicto político de la oposición para el 2024 y ayuda a entender que no existe en el escenario de los próximos 90 días ninguna arma secreta de la oposición para desbancar al bloque político López Obrador-Sheinbaum.

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Política para dummies: la política, como en la guerra, tiene su punto clave en la identificación del verdadero adversario.

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Periodista desde 1972, Mtro. en Ciencias Políticas (BUAP), autor de la columna “Indicador Político” desde 1990. Director de la Revista Indicador Político. Ha sido profesor universitario y coordinador...