Humberto Sotelo

Con todo respeto para mi amigo Agustín Guerrero  (quien me hizo el favor de presentar mi libro La Jaula de Bartra), secretario general de Morena en Puebla, su declaración en el sentido de que el partido no estaba para satisfacer la voluntad de su militancia  sino para triunfar en los procesos electorales (cito de memoria) —que emitió la semana pasada— fue una verdadera grosería política, aparte de un insulto imperdonable para las bases morenistas.

¿Es que acaso mi compa Agustín olvida que fue gracias a la militancia morenista que el proyecto de AMLO se convirtió al  fin en una realidad?  Cierto, no perdemos de vista que el factor decisivo fue el respaldo de la mayoría del pueblo mexicano, empero,  es imposible perder vista (a menos que uno sea un ingenuo o un recién llegado a la política) que Morena fue el instrumento que permitió la cristalización de dicho proyecto.     ¿Quién no recuerda la labor paciente, voluntariosa y llena de entusiasmo de los cientos de miles de compañeras y compañeros que día con día se dedicaban a recorrer los más diversos espacios sociales (en el campo  y en la ciudad) para convencer a nuestros conciudadanos acerca de las bondades de la 4T?….¿Quién puede olvidar los sacrificios y esfuerzos que emprendieron las bases morenistas cuando se trataba de respaldar los actos de AMLO en el Zócalo capitalino y en otras ciudades,  sufragando de su propios bolsillos los gastos que ello implicaba?

Tengo muy presente, para poner tan solo unos ejemplos, el “perifoneo” de la doctora Judith de la Cruz, quien en su auto modesto se daba a la tarea de recorrer los diversos barrios y colonias de nuestra ciudad capital, llamando a votar por AMLO. Recuerdo, también, a la célebre “Doña Meche” Rivera haciendo labor de convencimiento en la Colonia Minerales, y a mis compas  Delfino, Sinar, Palestina y Lupillo realizando proselitismo en los ámbitos más apartados de nuestra entidad. Ninguno de ell(a)os  exigía remuneración o promesas de recibir alguna regiduría o diputación. Simple y sencillamente lo hacían por estar convencidos de la necesidad de transformar Puebla y el país entero.

 Sin esas figuras de carne y hueso Morena no habría llegado al poder. En consecuencia, ¿es justo que ahora que se les vea con desprecio y hasta casi con sarcasmo?   Disculpe, compa Guerrero, pero sin esa gente usted no se encontraría en el puesto que hoy ocupa, y mucho menos la señora Garci Crespo, la presidenta del partido, quien de no haber sido por el “dedazo” de Luis Miguel Barbosa sería una verdadera desconocida entre la militancia morenista, dado que nunca se le vio repartiendo siquiera un volante en pro de AMLO.

Mi amigo sostiene que el principal objetivo de Morena es ganar (me imagino que quiere decir con ello triunfar en los procesos electorales).  Supongamos –sin conceder—que esto sea verdad, empero, nos preguntamos en voz alta :  ¿era acaso preciso lograrlo a costa de sacrificar los ideales y el programa de Morena?

Coincido con Rodolfo Ruiz cuando escribe: “Para los fundadores de Morena y los militantes históricos de la izquierda es una afrenta que personajes que en su momento estuvieron plenamente identificados o vinculados con el presidente Enrique Peña Nieto o los gobernadores Rafael Moreno Valle, José Antonio Gali Fayad y Martha Erika Alonso, los hayan desplazado o relegado en aras de ganar los comicios del 2 de junio, con el pretexto de que no se busca darle gusto a la militancia sino ganar la mayoría calificada” (Vid. E-Consulta, 10 de marzo de 2024).

Sólo habría que aclarar lo siguiente:  las bases morenistas no están resentidas por no recibir prebendas o canonjías, sino por sentirse traicionadas. ¿Cómo no van a experimentar esta sensación siendo que su partido les impuso candidatos como José Chedraui, hasta hace poco un epígono de Peña Nieto y de Moreno Valle? Si revisamos las listas de candidatos de Morena el agravio se multiplica.

 Estamos muy lejos de formar parte de la izquierda radical, o de “los puros” a los que alude (no sin  ironía)  López Obrador en su libro Gracias.   Sabemos que el poder no es precisamente el territorio de los ideales,  de la bondad o de la buena fe :  es el territorio de la Real Politik, donde se estrellan las mejores intenciones.  Es el territorio donde no cabe, por ejemplo, la frase que tanto enarbolaba AMLO:  “ ¡Nunca los traicionaré!”

Empero, pienso que hasta los cínicos y perversos inteligentes saben cubrir las formas :   y digo esto aludiendo a la célebre frase de don Jesús Reyes Heroles en el sentido de que “las formas cuentan”.

Pero al parecer en la Nomenklatura morenista  (los Mario Delgado, las Garci-Crespo, etc. ), no abundan precisamente los dirigentes que saben cuidar las formas, y menos cuidar la sensibilidad y la dignidad de sus militantes.

Para finalizar :  estoy convencido que mi amigo Agustín Guerrero es un hombre de valores.  Pese a su desafortunada declaración,  sigo creyendo que no es un tipo perverso, al igual que la mayoría de quienes encabezan a Morena, tanto a nivel estatal como nacional. Por ello espero que, a corto o mediano plazo, como se dice popularmente, “enmiende la plana”, a efecto de que se neutralice,  aunque sea un poco, ese tufillo a podrido que se respira en el partido.

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